El Real Madrid anestesia al Valencia

Suma su undécima victoria en la ACB





En tres meses Ettore Messina ha convertido el buen equipo que le dejó Joan Plaza en un verdadero martillo pilón. La sección de baloncesto blanca es, hoy en día, un conjunto en plena forma que se ha saltado todos los procesos de adaptación propios de comienzos de una temporada. Sólo así se explica que acumule trece victorias consecutivas entre Liga y Euroliga y que sea líder en ambas competiciones.

Sin embargo, el encuentro que le planteó este sábado el Valencia fue muy duro. Antes del partido, los de Spahija llegaban al coliseo carabanchelero con la vitola de revelación de la temporada, ya que eran terceros en la tabla con sólo dos derrotas en diez partidos. La imbatibilidad merengue, por tanto, estaba amenazada por uno de los mejores equipos de España y así quedó demostrado en los primeros compases del encuentro.

Para su duelo ante los valencianos, los merengues contaban con la ausencia de Louis Bullock, baja por unas molestias en la rodilla. Algo que, de producirse en otra temporada, hubiera supuesto probablemente una historia de final incierto, pero que ahora no implica ningún contratiempo. Aún así, el equipo entró frío al partido, algo que acostumbra a hacer con demasiada frecuencia.



Mal comienzo

Fruto de esta indecisión inicial los visitantes cogieron la primera ventaja del partido (9-14, min.8), si bien el acontecimiento no fue más que un espejismo. Por consiguiente, la remontada llegó antes de lo habitual, ya que al finalizar el primer cuarto los de Messina ya se había puesto por delante gracias a un parcial de 8-0 (17-14, min.10).

El partido comenzaba a ponerse de cara muy pronto, aunque el Valencia no estaba dispuesto a ponerlo tan fácil. El equipo del técnico croata se caracteriza por ser un conjunto correoso y de calidad que cimenta sus partidos desde una buena defensa. Esto es algo que se vio en Vistalegre, ya que la intención inicial de los naranjas era cortar el poder anotador de los merengues.

De ahí que los dos primeros cuartos supusieran un tira y afloja entre un equipo que quería coger ventaja en el electrónico (el Real Madrid) y otro que se aferraba a sus estrellas exteriores De Colo y Rafa Martínez para mantener el tipo. En los blancos no brillaba con luz propia ningún jugador, pero tampoco había alguno que desentonase, de manera que los Hansen, Velickovic, Garbajosa o Llull mantenían un ritmo continuado según pasaban los minutos.

 

Ritmo continuado

FICHA TÉCNICA.

REAL MADRID: Prigioni (3), Kaukenas (8), Velickovic (14), Garbajosa (7), Reyes (4) --cinco inicial-- Khansen (11), Lavrinovic (12), Van Den Spiegel (-), Vidal (6), Dasic (-) y Llull (12).

POWER ELECTRONICS VALENCIA: De Colo (19), Martínez (12), Claver (2),  Nielsen (19), Perovic (5) --cinco inicial-- Simeón (-), Lishchuk (4), Marinovic (-), García (-), Pietrus (-) y Kelati (5).

PARCIALES: 19-17, 18-12, 25-20 y 15-17.

ÁRBITROS: José Antonio Martín Bertrán, Óscar Perea y Miguel Ángel Pérez. Nando De Colo fue excluido con cinco faltas, por parte del Power Electronics Valencia, y a Jorge Garbajosa por parte del Real Madrid.

PABELLÓN: Palacio de Vistalegre.

Y es que aquí reside una de las características fundamentales de este nuevo Madrid. Los de Messina son un conjunto que rara vez se permite fallos y parciales negativos en contra, de manera que son capaces de imprimirle una frecuencia de juego a los partidos que normalmente los equipos rivales son incapaces de seguir. En definitiva, es un EQUIPO con mayúsculas, que posee el poder de anestesiar a sus contrincantes merced a un acierto continuo en ataque y a unas defensas sin concesiones.

Por ello las diferencias en el duelo de este sábado discurrieron como una goma que se estira y se encoge a merced de las decisiones de quien la domina. La diferencia en el descanso (37-29 min.20) dio paso a un tercer cuarto donde el Madrid intentó sentenciar por la vía rápida gracias al buen hacer de jugadores como Hansen o Velickovic (54-40, min.26), aunque el escolta De Colo se negaba a tirar la toalla de los naranjas y conseguía que su equipo se mantuviera con opciones.

Con las ventajas superando los diez puntos, la tranquilidad en Vistalegre se había instalado y los madridistas cayeron en una de las prohibiciones expresas de Messina: confiarse. Del 69-52 del minuto 32 se pasó a un 71-61 a dos minutos del final que ponía algo de incertidumbre en el encuentro, pero que finalmente sólo quedó en el susto. El trabajo ya estaba hecho y una nueva victoria subía al casillero, aunque esta vez el equipo no tuvo la brillantez mostrada en duelos anteriores.

Fuente de la imágenes: realmadrid.com