En Polonia se acabó la racha triunfal blanca

Los blancos no estuvieron finos y concedieron demasiado a un Prokom que lo aprovechó con sus limitadas armas (82-76). Los blancos pierden, de esta forma, el liderato de su grupo





El mal endémico del Real Madrid en los partidos de Vistalegre, los inicios, volvió a reproducirse fuera de casa. No fue en Atenas. Tampoco en Rusia. Era el Prokom, un equipo apañado lleno de chupones en el que los americanos tienen licencia para tirar. Más allá del nivel del rival, la persuasiva mala salida del Madrid comienza a ser obsesivo-compulsiva y no será porque Messina no lo advierta en cada entrenamiento. Un 10-3 de salida para los locales fue la prueba

FICHA TÉCNICA.

ASSECO PROKOM 82: Harrington (2), Logan (19), Szczotka (-), Burrell (2), Hrycaniuk (12) --cinco inicial--; Ewing (4), Woods (27), Seweryn (2), Kostrzewski (-), Jagla (2) y Sow (12).

REAL MADRID 76: Prigioni (6), Kaukenas (9), Velickovic (1), Garbajosa (14), Reyes (16) --cinco inicial--; Llull (7), Vidal (-), Hansen (13), Lavrinovic (10) y Van den Spiegel (-).


PARCIALES: 24-21, 22-22, 16-18 y 20-15.

ÁRBITROS: Lamonica (ITA), Jovcic (SER) y Lopes (POR). Eliminaron a Burrell (min.37) por faltas personales.

PABELLÓN: Gdynia Sports Arena. 4.300 espectadores.

Los blancos no encontraban el ritmo necesario, y el correcalles en el que se vio envuelto el partido en más de una ocasión favorecía al que menos calidad tenía, en este caso el Prokom. El Madrid comenzó a perder balones de manera muy tonta. Malos pases, movimientos atorados y el resultado, por consiguiente, se volvía más cuesta arriba (21-15 min.7).

EL MADRID NUNCA ESTUVO CÓMODO

Pese a no jugar bien, el Madrid siempre puede sacar fuerzas de flaqueza. Puede ser a base de rebote, de defensa o de tiro. Precisamente esto último, y más concretamente el arte del triple, fue lo que le mantuvo a flote. Con Hansen especialmente acertado en este apartado, el Madrid llegó incluso a voltear la situación aunque sin escaparse (28-30 min 14). Pese a ello, las pérdidas de balón se convirtieron en ese pesado compañero de viaje que ningún entrenador quiere para los suyos. Y Messina menos. Su enfado al descanso era de campeonato.

La reacción de los suyos fue inmediata. A base de defensa el Madrid se fue sintiendo importante en el partido. Además, Felipe Reyes volvió a parecerse al MVP de la pasada temporada. Reboteando, tirando y pegándose como siempre. Una gran noticia para el Madrid. También para el marcador (55-60 min28). Sin embargo, el sesteo blanco volvió a producirse de forma sorpresiva. Los triples dejaron de entrar y los polacos siguieron jugando ese baloncesto playground tan peculiar. La diferencia volvió a estrecharse. Tanto como para entrar en la fase decisiva con un calco en el luminoso (62-61 min.30).

LAS PÉRDIDAS SENTENCIARON A LOS BLANCOS

Sin embargo, el Madrid no era el de otros días. No había suficiente intensidad defensiva y en ataque, las pérdidas, que superaron la veintena, fueron una herida por la que el equipo de Messina acabó desangrado. Kaukenas, protagonista negativo en este sentido, regaló dos balones de partido a los polacos cuando el naranja del balón se había convertido en fuego. Quemaba. Los polacos siguieron a lo suyo, y un par de rebotes ofensivos les dio la vida, a la par que se la quitó al Madrid. Un equipo, el blanco, que perdió el liderato de su grupo y vio rota su buena racha en una cancha en la que no se esperaba. Algún día tenía que llegar.