Da la espalda al segundo puesto

Real Madrid 74-80 Caja Laboral





Real Madrid y Caja Laboral no se jugaban un título en Vistalegre. O sí. Todo depende del valor que cada uno de los equipos le pudiera dar a quedar segundo clasificado en la liga regular, con lo que ello supone de cara a la vida en ese sprint final llamado play-off.

La puesta en escena de ambos equipos fue totalmente distinta. Parecía un partido en Vitoria. Mientras Caja Laboral salió desde el principio a por el choque, el Madrid no era dueño de su partido. Ni en defensa ni en ataque. Si habláramos de partido de mus, el cuadro visitante jugaba siempre con la mano.  Constantemente los de Ivanovic mandaban sin que el Madrid pudiera hacer otra cosa que no fuera ir a remolque (7-16 min.34).

Prigioni, capitán general

El Madrid se agarró para estar en el partido a la garra de Prigioni y Felipe Reyes. Eran los únicos madridistas, junto a alguna acción de Llull, que le ponían corazón al paseo que, por momentos, se dio el Caja Laboral en Vistalegre. De la mano de un espectacular Splitter que, a pesar de estar tocado de la espalda, era una muralla en la zona, los visitantes se escaparon con un parcial sonrojante para los de Messina (17-35 min.15). Al Madrid se le iba el partido y el segundo puesto, por este orden.


FICHA TÉCNICA:

Real Madrid (15 20 24 15): Prigioni (22), Llull (23), Almond (0), Garbajosa (0) y Tomic (2) -quinteto inicial- Reyes (12), Bullock (0), Jaric (3), Velickovic (12) y Lavrinovic (0)

Baskonia (23 23 21 13): Ribas (1), Oleson (6), San Emeterio (9), Splitter (15) y Teletovic (9) -quinteto inicial- Golubovic (8), Marcelinho Huertas (17), English (13) y Hermann (2)

Árbitros: Hierrezuelo, Perea y Munar. Eliminados: Oleson, Lavrinovic

Incidencias: Trigésimo segunda jornada de la Liga ACB. Palacio de Vistalegre, en Madrid. Tres cuartos de entrada.

Tocaba, por tanto, ponerse las pilas. Prigioni hizo acopio de las mismas, y con un par de robos y algún lanzamiento exterior, el Madrid volvió a la vida cuando sus constantes vitales eran poco menos que inexistentes. Al descanso, el marcador le daba más luminosidad al juego de los merengues del que habían tenido sobre la cancha (35-46 min.20).

Con todo, el Madrid no se arrimaba. Su ineficacia en ataque se lo impedía. Sólo Prigioni parecía bailar la música de la remontada. Enfrente, English se había puesto las pilas desde el exterior. El americano, hombre de rachas por naturaleza, recordó en sus suspensiones al ex madridista Charles Smith. Los de Messina estaban heridos. No de muerte, pero sí duramente (49-63 min.). Las dificultades que experimentaban los de Messina para anotar se palparon justo antes del tercer periodo. Hasta cinco rechaces del aro tuvieron que pasar para que la pelota le cayera a Prigioni en las manos y, por fin, anotara. Ni Lavrinovic ni Velickovic ni Jaric, que pelearon a lo Gladiator en esa acción consiguieron encontrar la cesta. Sólo el imán de Prigioni lo encontró. Y eso que Marcelinho, a la desesperada, logró un triple desde cerca del centro del campo aunque el omnipresente Prigioni lo volvió a arreglar con otro triple sobre la bocina. Todo estaba abierto, y el Madrid amenazaba con la remontada (59-67 min.30).

Si hay un estilete, de punta además, que pueda hacerse protagonista en una remontada ese es Sergio Llull. El de Menorca encauzó un par de triples consecutivos y un robo de balón que encendieron las gargantas de los asistentes a Vistalegre. El Madrid, por fin, se pegó el gran arrimón y Caja Laboral, que hasta entonces había vivido en zapatillas y con el mando de la televisión en la mano, tuvo que volver a arremangarse. El Madrid de Llull y Prigioni no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer, por más que el dolor del desgaste empezara a hacer mella en los jugadores (70-72 min.36). El Madrid, tras ir perdiendo de 18, había logrado lo más difícil, sin embargo, él mismo se lo complicó. Un error de Prigioni, hasta entonces infalible, hizo que el Madrid perdiera la pelota y buena parte del partido tras la posterior canasta visitante (74-80). Los nervios en los segundos finales, en los que los triples no entraron, mataron a un Madrid que, tras esta derrota, puede haber cavado su propia tumba esta temporada.