Fiel a su estilo y a sus ideas, Laso permitió al madridismo quitarse el corsé que atenazaba últimamente a los blancos ante el Barcelona. El triunfo por 78-74 dejó bien a las claras que el Madrid salió a anotar y a practicar el baloncesto que viene haciendo últimamente. Algo que, por ejemplo, no pudo conseguir uno de sus antecesores, Ettore Messina, que nunca pudo cogerle el punto para ganar al equipo catalán, a pesar de que alguna victoria sí que consiguió arañar el ex técnico blanco.
Lo de Laso ha sido llegar y besar el santo. Ha recuperado para la causa a hombres como Rodríguez y Suárez, ha sabido inculcarle a Felipe Reyes un rol importante, sin la necesidad de ser jugador bandera y, además, le ha metido a todo el equipo en la mente la idea del baloncesto espectáculo. El que le gusta a la afición. El mismo con el que también se le puede ganar al Barcelona como quedó demostrado. El tiempo dirá si Laso triunfa o no con estas armas pero, hasta la fecha, nadie puede ponerle un pero al vitoriano. De hecho, el Palacio de los Deportes se lo pasa pipa viendo jugar a su equipo. Por algo será.
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