El equipo que dirige Pablo Laso notó mucho la inactividad de Mirotic, que llegó al partido y fue titular pero que demostró que su regreso había sido preciputado. El primer cuarto fue un monólogo del Montepaschi, con un porcentaje de acierto de 72% en tiros de dos y 57% en triples. Al Madrid le costó mucho defender desde el comienzo, y fue precisamente ahí donde se forjó el triunfo visitante, que se marchó al final del primer cuarto con veinte puntos de ventaja (20-40).
A partir de ahí, el Madrid trató de levantarse y remontar, mejoró su defensa y su ataque, pero la épica no fue suficiente en esta ocasión. Los blancos tiraron de corazón y el marcador fue reduciéndose poco a poco hasta llegar a los once puntos. Sin embargo, la entrada en pista de McCalebb reactivó a los italianos, que volvieron a aumentar su ventaja antes del descanso, marchándose con trece de diferencia (34-47).
Al inicio de la segunda mitad, un parcial de 2-9 volvió a dejar las cosas muy cuesta arriba. El Madrid se volvió a hundir y sólo Felipe Reyes se salvó de la quema. En cualquier caso, derrota que significa tener que lograr una hazaña histórica en Siena o medirse con el CSKA en cuartos si se pasa como segundo de grupo. Derrota dolorosa y que deja mal sabor de boca al madridismo, que esperaba más en un partido que se presentaba como clave para el destino blanco en el viejo continente.
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