Un Madrid intermitente se cita con el Barcelona

El Real Madrid confirmó la condición de 'Cenicienta' del conjunto andaluz e hizo valer su mayor experiencia y calidad en los momentos clave para conseguir estar en una nueva final de Copa del Rey. Sin embargo, el equipo madrileño dejó sensaciones agridulces al verse incapaz de mantener un buen nivel a lo largo de los 40 minutos de partido, permitiendo que en algunos tramos su rival pusiera en peligro el triunfo a pesar de haberlo tenido amarrado en el tercer cuarto merced a una ventaja que llegó a tocar los 23 puntos.

Desde muy temprano los blancos marcaron distancias y se colocaron con un 23-12 (min.8) apoyado en los puntos de Singler y en el acierto exterior que llegaba desde la mano de jugadores como Carroll y Mirotic. Aún así, lo que parecía una plácida semifinal se equilibró durante el segundo cuarto. Los de Plaza se espabilaron y empezaron a masacrar el aro merengue desde el exterior con English y Calloway muy acertados en la larga distancia. Solo Llull y Singler mantenían el tipo en el Madrid, por lo que 6 puntos consecutivos de Bogdanovic le daban la vuelta a la tortilla (40-41, min.18).

Sin embargo, el equipo blanco reaccionó a tiempo y se fue al descanso con dos puntos de ventaja (46-44, min.20). El regreso al parquet siguió la misma directriz, pues Begic y Suárez impulsaron al Madrid a unas nuevas ventajas que Mirotic expandiría a un sorprendente 67-47 (min.26). En este punto, el partido parecía sentenciado, pero el Banca Cívica sacó su amor propio y tiró de casta para volver a meterse en el partido con ciertas opciones (76-60, min.30).

De hecho, la experiencia de Jasen llevó a su equipo a reducir las diferencias a los ocho puntos (76-68, min.33). Pero no serían más que los últimos coletazos de los sevillanos, porque Mirotic tenía su noche y no estaba dispuesto a perderse una nueva final. El hispano-montenegrino acabó el partido con 20 puntos y 3 rebotes, cerrando una actuación magnífica que le coloca como una de las estrellas para el partido de este domingo. Al final, el Madrid se imponía por 92-84 y sellaba su pasaporte a la final, pero con la sensación de que, si quiere alzar el trofeo al cielo del Sant Jordi, deberá subir su intensidad defensiva varios niveles.