El Madrid se invitó a la gran final

El partido respondió prácticamente al mismo patrón que ha tenido toda la serie: máxima igualdad en el tanteador, e intercambio de batutas. Mientras era Prigioni el que le ponía pausa y ritmo lento al encuentro, Caja Laboral se encontraba cómodo y dominaba. Por el contrario, cuando eran Sergio Rodríguez o Sergio Llull los que podían lanzar al Madrid con sus vertiginosas carreras, eran los blancos los que tenían el bastón de mando. Era cuestión de que uno u otro estilo se impusiera o que, al menos, fuera más efectivo en el tramo final de partido.

De la mano de Velickovic, el Madrid se sostuvo durante el primer cuarto, el peor del partido para los de Laso. El serbio está jugando sus mejores minutos desde que fichó por el Real Madrid, y eso el entrenador blanco no lo podía dejar pasar. Desde el exterior era capaz de abrirse y clavarla de tres puntos, mientras que en la zona también peleaba tanto por la posición como por la anotación. El caso es que la buena salida visitante no fue óbice para que el Madrid se derrumbara, sino que se agarró al partido con todas sus fuerzas. Las que le acabarían dando la victoria.

La igualdad era tanta que al descanso había empate (37-37) y al inicio del último cuarto, lo mismo  (59-59). Toda una eliminatoria se iba a decidir en los minutos finales. Un pequeño partido de apenas seis minutos para dilucidar el segundo finalista. La ruptura del choque llegó gracias a un triple de Carroll y a un buen robo de balón con posterior canasta de Sergio Rodríguez que elevó la ventaja blanca hasta los ocho puntos. Una distancia que los vascos ya no pudieron levantar y que allanó el camino triunfal al Real Madrid que, cinco años después, volverá a disputar la final de la Liga ACB. Y hace 19 que no consigue un doblete. De momento, la Copa del Rey ya es suya…