Ya nadie visita 'La Fábrica'

La cantera madridista ha perdido el peso de antaño en la primer plantilla del equipo





El pasado martes, la primera plantilla del Real Madrid asistía impotente en su propia casa a la exhibición táctica y de fe de una plantilla de la Segunda División B. Era el Alcorcón de Juan Antonio Anquela que, con un fútbol vistoso y sin complejos, goleó en el encuentro de ida a los de Pellegrini y aseguró su pase en el de vuelta con la solidez de un grande, dejando con ello fuera de la Copa del Rey al Real Madrid de los 252 millones. En este último partido, la grada, al ver que su equipo se mostraba impotente en su anunciada empresa en pos de una remontada épica, exhibió al grito de "once Juanitos, queremos once Juanitos" su descontento con la labor del entrenador en los cambios y la actitud unos futbolistas que se mostraban desorientados sobre el césped. Y es en este último punto donde surge la pregunta. Visto que muchos hombres de este Real Madrid parecen haber asumido su posición de eternos condenados al banquillo, con el único aliciente en la temporada de los minutos que el entrenador chileno les ofrece en Copa, y que, para colmo, parecen querer desechar, ¿no sería este tipo de encuentros un momento propicio para dar la alternativa a los jóvenes jugadores de la denostada cantera madridista?

Durante la entrevista que Florentino Pérez concedó a la cadena 'Cuatro', el Presidente, al ser cuestionado sobre cuántos jugadores conocía del filial blanco, se apresuró a responder que ninguno. Esto, por sí solo, no es un crimen, pero sí un síntoma. El club, sin duda, tiene a gente más preparada que el propio Florentino que se encarga del seguimiento y preparación de los que, se supone, deberían ser el engranaje del Madrid del futuro pese a que después éstos parecen tropezar una y otra vez en el último escalón. Con todo, el Presidente del club, por su posición y relevancia, no debería permitirse deslices como éste.

Cierto es también que el discurrir del filial blanco por la Segunda División B, la misma del Alcorcón, no ha sido todo lo brillante que se hubiera podido desear (pese a haber quedado en unos meritorios quinto y sexto en sus dos últimas temporadas en la categoría), pero ante una posible carencia de talento, los jovenes madridistas lo compensarían con la actitud y entrega que precisamente se le exigía a los mayores en la Copa. El RM Castilla encontraría también en uno de los supuestos handicaps con los que se topan los equipos filiales en su paso por la División de Plata y sucesivas (esto es, la considerable diferencia de edad entre los canteranos y los, muchas veces, veteranos conjuntos que luchan por hacerse con un lugar en la siempre disputada División de Plata) la experiencia necesaria para demostrar su madurez en el caso de que fueran llamados por la primera plantilla para disputar, por ejemplo, minutos en la competición copera.

No es, por supuesto, que se deba dar la responsabilidad de un partido como el de Alcorcón a once jóvenes chavales de la cantera pero sí, tal vez, confiar en que alguno de ellos exhiba en estos encuentros las ganas, el descaro y, por qué no, el talento suficiente que le permita hacerse un pequeño hueco en dispersas convocatorias del primer equipo. Acuña ya contó con su oportunidad, aunque finalmente no consguiera debutar con los mayores. Es un paso. Lo ideal sería que este hecho no se convirtiera en una anécdota y que otros compañeros encontraran la vía adecuada que les permitiera una transición natural, y sobre todo deseada, que contribuya al crecimiento del jugador y de la propia entidad madridista. Porque apostar por la juventud es apostar por el futuro y el Madrid puede, y debe, creer en el porvenir de unos jugadores que es el suyo propio. ¿O es que acaso culquiera de estos chavales lo hubiera hecho mucho peor que alguno (sin querer entrar en nombres propios) de los trece jugadores que disputaron ese fatídico encuentro de vuelta en el Bernabéu?


Desde la milagrosa aparición de Iker Casillas en el primer equipo, pocos (por no decir ninguno) han sido los jugadores que han logrado asentarse en el Real Madrid viniendo desde abajo. La nueva política del club va más encaminada a que sean otros conjuntos y sus ojeadores quienes apuesten por los jovenes valores y, si les va bien, quizá se planteen repescarlo en la 'Casa Blanca'. Y es que, ahora son otros los que vienen a ver el futuro de los blancos porque en el Madrid parece ser que ya nadie visita 'La Fábrica'.