La temporada del Castilla, al milímetro

El análisis del filial merengue





Poco margen para preparar la temporada

El inicio del año futbolísitico no fue fácil ni en el Castilla ni en La Fábrica. El club blanco tuvo que pasar por un proceso electoral en verano que terminó en un cambio de directiva que retrasó muchos de los procesos naturales que se producen en verano. Así, los dirigentes de las categorías inferiores empezaron a trabajar prácticamente a mediados del mes de julio. Del club merengue salieron futbolistas veteranos e importantes como Alberto Bueno, Palanca, o Agus además del entrenador, Julen Lopetegui, y la nueva directiva se encontró con una plantilla corta. Así, como ellos mismos nunca han ocultado, se hicieron muchas cosas con prisas. De hecho, se fichó a cuatro jugadores del Hércules a finales del verano porque todos ellos quedaban libres y no había que pagar por ello por ejemplo.

Con estas circunstancias fue como Alejandro Menéndez tuvo que comenzar a trabajar en el Castilla. Un técnico que, a pesar de haber entrenado ya en el Real Madrid (fue campeón de España con el equipo juvenil), también tenía que empezar prácticamente de cero con un grupo con muchas caras nuevas (Cordero, Juanan, Raúl Ruíz, Cristian, Juanfran y Rubén Ramos) y muy joven, donde el mayor no pasa de los veintitrés años.

Pretemporada perfecta. Mal comienzo en competición oficial


Sin embargo, a pesar de las dificultades, la pretemporada del filial blanco invitaba a la euforia. Y es que ganaron seis de sus siete partidos de preparación. Perdieron ante el Al-Ittihad (0-1), que el día anterior se había enfrentado al primer equipo en la Peace Cup, y ganaron a Logroñés (1-2), Toledo (0-1), Rayo Vallecano (2-1), Osasuna B (3-0), UD.Salamanca (1-0) y Zamora (0-2). Eso sí, el comienzo en competición oficial no fue ni mucho menos el deseado.

En la primera jornada recibían al Atlético de Madrid en el Alfredo Di Stéfano, un partido que levantó muchas expectativas entre los aficionados blancos, pero también entre los directivos merengues, pues el mismo Florentino Pérez estuvo en el palco del estadio acompañado por sus vicepresidentes y algunos otros miembros de la junta a los que luego nunca más se les ha visto por allí. Sea como fuere, lo cierto es que el filial atlético le imprimió un serio correctivo al Castilla (1-3), un castigo que hizo mucha mella en la moral de los jugadores merengues.

De hecho, se entró de inmediato en un bache de resultados del que costó mucho salir. Y es que la primera victoria no llegó hasta la jornada cinco, a la que el Castilla llegaba con sólo dos puntos en su casillero. Esa mañana se ganó al Sporting B (3-1), pero el filial blanco no volvió a saborear las mieles del triunfo hasta la jornada once. El balance entonces era de ocho empates, dos derrotas y sólo una victoria. Sólo se había hincado la rodilla en dos ocasiones, pero tal cantidad de empates dejó al equipo demasiado descolgado de los puestos altos. Una diferencia que ha lastrado al equipo hasta el final, y que bien podía haber sido menor si se hubieran finiquitado partidos en los que los tres puntos estaban prácticamente en el bolsillo pero que finalmente volaron como ante el Tenerife B (2-2), Leganés (1-1), o ya algunas fechas más tarde el Oviedo (0-1).

Una magnífica racha que empezó en diciembre mantuvo las esperanzas vivas hasta marzo

A pesar de que los resultados no acompañaban, el filial blanco no desesperó en absoluto. "Los entrenamientos son espectaculares, sólo nos hace falta un resultado bueno para que se empiece a plasmar los domingos" decían la mayoría de los componentes del Castilla entonces. Y esos resultados empezaron a llegar a finales de noviembre. No en vano, en diciembre se ganaron todos los partidos, incluyendo a Universidad de Las Palmas y Guadalajara -que han acabado entrando en los play off-, y por fin se empezó a ver un juego de toque realmente atractivo y una respuesta futbolística al nivel de la auto exigencia de la plantilla.

Ese notable nivel se mantuvo ya hasta el final, de forma que se llegó a mediados de marzo con serias opciones de entrar definitivamente en los puestos de ascenso. Sin embargo se pinchó en el momento más inesperado de todos. A falta de nueve jornadas para el final, el Castilla recibía por dos semanas consecutivas a dos rivales directos en el Alfredo Di Stéfano: Leganés y Vecindario. Esos seis puntos hubieran metido definitivamente al filial blanco en la lucha por los play-off, pero se perdieron sendos partidos, quedando el equipo blanco demasiado descolgado para las pocas fechas que quedaban. Los chicos de Alejandro Menéndez no bajaron los brazos en ningún momento, de hecho a cuatro jornadas para el final aún había opciones matemáticas, pero el objetivo del ascenso fue ya imposible.

Las lesiones, el gran lastre del Castilla

Sin embargo, éste no era el único objetivo del filial blanco. Es más, no era ni el principal objetivo. Y es que desde todos los estamentos técnicos del Castilla se ha repetido pública y privadamente desde el primer momento que era casi más importante formar a jugadores. Una pelea que ha resultado más encarnizada de lo que pudiera parecer, y es que las lesiones han sido el gran lastre del filial blanco esta temporada. Y el ejemplo más claro está en Acuña, que estaba llamado a ser la gran estrella del equipo este curso y lleva cerca de siete meses lesionado ya merced a una rotura del menisco externo con afectación del ligamento cruzado anterior. La otra gran estrella tenía que ser Szalai, pero el húngaro ya se quería haber marchado del Madrid en verano y hasta que no lo consiguió no estuvo contento.

Otra de las piezas clave del Castilla que no ha tenido suerte con las lesiones ha sido Fran Rico, que no pudo comenzar la temporada con el grupo después de medio año lesionado, y que durante la temporada ha tenido también diversas lesiones de gravedad media. Algo más leves han sido las molestias que han arrastrado futbolistas como Raúl Ruíz, Vázquez, Rubén Ramos, Cordero o Juanfran, durante gran parte de la temporada. Eso sí, a la postre han terminado de romper la continuidad y el proceso de adaptación de estos jugadores que estaban llamados a ser muy importantes en el filial blanco.

Lo mejor, el fútbol exhibido y el descubrimiento de algunos jugadores

Sin embargo, no todo ha sido malo en el Castilla este año ni mucho menos. Es más, el gran juego exhibido en muchos encuentros con un estilo de toque y una intención clara de jugar todos y cada uno de los balones ha sorprendido a propios y extraños. Y a ese estilo definido ha ayudado mucho la contribución de algunos jugadores que han rallado a muy buen nivel durante el año.

Veteranos como Adán, Mateos, Gary o Mosquera han sido de los más regulares del año, además de pilares básicos para Menéndez. Y hay otros un poco más jóvenes que les han ayudado domingo tras domingo a tirar del carro, como es el caso de Juan Carlos. Al menudo y eléctrico extremo se ha unido en este último tramo de la temporada Juanfran, que ha acabado exhibiendo un gran estado forma. Sin embargo, no son los únicos, pues otros prometedores futbolistas también han hecho las delicias del madridismo como Nacho, Marcos Alonso, Luis Hernández, Cordero, Fran Rico, y sobre todo, dos canteranos como Rodrigo y Sarabia. Ambos tuvieron que subir al primer filial desde el juvenil debido a las numerosas bajas, sobre todo en ataque (Samu también tuvo que subir), y han sido dos de las revelaciones indiscutibles del año en el Castilla.

Los pilares están ya construidos por tanto, y parece que el material también es bueno, con lo que si este año no se ha podido levantar el más alto de los edificios, es muy probable que el año próximo se erija una construcción envidiable si se siguen haciendo las cosas bien. Tres han sido los jugadores que han debutado este año con el primer equipo (Mosquera, Marcos Alonso y Juanfran), aunque otros tantos también han sido convocados (Raúl Ruíz, Mateos, Acuña y Rodrigo). Quién sabe si el año que viene aumentará esa cifra un poquito más.