Joselu se regaló los tres puntos

Y es que el Leganés se presentó en el Di Stéfano con la lección bien aprendida: presionar lo máximo posible la salida del balón de Álex Fernández y Fran Rico. De esta forma, los pepineros complicaron el juego del Castilla durante gran parte del partido, prácticamente hasta que el Leganés entró en la reserva, físicamente hablando.

El partido se le puso más complicado si cabe al Castilla cuando Ferrán Tacón se aprovechó de una indecisión en la salida de Mejías para cruzarle el balón al portero madridista y abrir el marcador. Tras ganarle la espalda a Carvajal, Tacón dio un suave impulso al balón que acabó dentro de la red. Al Castilla le tocaba remangarse. No era momento de florituras. Tampoco el aire ayudaba a ello y menos aún la disposición del Leganés, un equipo de Segunda B con mayúsculas y con todo lo que ello supone.

Por si eso fuera poco, el cancerbero Falcón se convirtió en un muro para Álvaro Morata. El delantero tuvo varias ocasiones para marcar pero siempre se encontró con el portero visitante, el mejor jugador de los suyos en el partido. Sin embargo, el Castilla no desvanecía y, con el paso de los minutos, dejó notar su clara superioridad física sobre el Leganés.

Y la remontada llegó. Lo hizo, en su primer gol, con una gran asistencia del portero Mejías hacia Juan Carlos, galopada de éste con asistencia a Juanfran y empate en el luminoso. Fácil de narrar, fácil de ver pero difícil de ejecutar. Una definición de lo que es el Castilla: velocidad pura y dura. Parecía que con la igualada iba a terminar el partido. Sin embargo, cuando un equipo está de dulce, la guinda suele correr de parte de la fortuna. Y ésta llegó para los blancos. Fue, además, en uno de los pocos fallos de la defensa y el portero visitantes que acabó dando con el balón en los pies de Joselu. Éste, lógicamente, en el día de su cumpleaños no podía despreciar el presente. Gol, remontada y el efecto Toril que sigue creciendo: 34 puntos sobre 36 posibles. Tremendo.

Fotografía portada: realmadrid.com