El Castilla se reencuentra con su esencia y sigue líder

Remontada de los de Toril gracias a los tantos de Nacho Fernández, Óscar Plano y Morata; el filial mantiene el liderato una semana más


Morata, decisivo en Luanco




Buen partido del Castilla, que a base de tesón y fe se sigue aferrando a la primera plaza de su grupo. La derrota cosechada ante el Oviedo en la pasada jornada ejerció de acicate para los hombres de Toril, imprimiéndoles de la dosis exacta de intensidad, sin llegar a caer en la tan temida ansiedad. A punto estuvo de pasar, porque el Marino consiguió ponerse arriba en el marcador, merced al tanto de Álex Arias, cuando agonizaba el primer acto. Previamente Morata había tenido la mejor ocasión del choque, pero no remachó bien un envío demasiado largo de Denis.

Lo que no le había otorgado sus méritos propios, se lo ofreció la fortuna al Castilla. Justo antes de que el gol de Arias pudiera convertirse en psicológico, Nacho Fernández puso la igualada en el marcador. El zaguero se aprovechó una sucesión de despropósitos de los defensores locales y de sus propios compañeros y logró que el Castilla llegara al tiempo de asueto con la idea de que la victoria no era ninguna quimera.

Ficha Técnica:

Marino de Luanco 1: Ponzo, Queipo, Guaya, García, Saavedra, Prieto, Castaño, Prendes, Arias, Villanueva, Carnero


Real Madrid Castilla 3: Mejías, Carvajal, Iván González, Ríos, Nacho, Álex Juanfran, Mandi (Omar 62') Morata Jesé (Óscar Plano 68'), Denis (Merchán 82')

Goles:  1-0 Arias, 1-1 Nacho, 1-2 Plano, 1-3 Morata

El segundo acto comenzó evidenciando lo que, de alguna manera, esta siendo una constante en los partidos del filial: presión asfixiante del Marino e intentos de descarga en los flancos por parte del filial. Álvaro Morata se vio obligado a dejarse caer mucho a ambas bandas. Precisamente de sus botas nació el segundo gol, obra del recién ingresado en el campo Óscar Plano. El Castilla veía así recompensado sus esfuerzos de lealtad a su estilo de juego. Aunque el Marino lo intentó, fue el mostoleño Morata quien cerró el marcador, convirtiéndose en uno de los hombres decisivos del choque.

Fue de justicia que el delantero se reencontrara con el gol, que justamente llegó cuando el encuentro más largo se le estaba haciendo a los de Toril. Nacho Fernández vio la segunda cartulina amarilla a cinco minutos del final y el colegiado, erigiéndose en protagonista y ávido de emociones fuertes, alargó seis minutos el encuentro. Ahí fue donde apareció la figura de Morata para alejar cualquier tipo de fantasma. Victoria trabajada, al final y al cabo de los de Toril, que siguen en lo más alto de la tabla sin renunciar a su estilo.

 

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