El Castilla aprende a vivir en la injusticia

El filial merengue se llevó el partido a pesar de acabar injustamente con 9 jugadores





El 2011 acabó con el Real Madrid Castilla perdiendo dos importantes puntos en el fortín de Valdebebas al no poder pasar del empate a cero ante el Alcalá. El motivo estuvo en los tres expulsados que sufrió el equipo, dos de ellos antes de cumplir la hora de juego. Hasta entonces, los blancos habían sufrido 7 expulsiones en 17 partidos, más otra del técnico Alberto Toril en el partido disputado ante La Roda. Llovía sobre mojado por tanto, y el club empezaba a mostrar su lógica indignación.

Pues bien, el 2012 ha empezado tal y como terminó el año anterior. Con dos expulsados más. Esta vez fueron Mendes y Pablo Gil, el primero de ellos a los 20 minutos de juego por un dudoso penalti que el colegiado Javier Mateo Valero estaba deseando señalar. Hasta entonces, solo había un equipo en el campo, el Real Madrid. Los canteranos merengues ya ganaban a esas alturas por 0-2 gracias a los goles de Juanfran y Joselu y todo apuntaba a goleada. De no ser por la injusticia, que una vez más se convirtió en el arma del colegiado para intentar echar abajo el gran trabajo de los chavales.

Un simple agarrón del portugués en el área, inocente si se quiere, bastó como para ahogar al equipo visitante. Mendes se fue a la caseta. Undécima expulsión de la temporada ante la estupefacción del banquillo y jugadores. Pero el tercer portero madridista Isaac supo ver la dirección del lanzamiento y salvó los muebles temporalmente. Luego, al filo del descanso, no podría evitar que Yeray recortara distancias y pusiera la incertidumbre en el marcador.

Sin embargo, en la segunda parte tocó sufrir menos de lo esperado. Jesé dio toda una lección de técnica y velocidad para dejar pasar los minutos creando peligro en favor del Castilla. El equipo casi no se veía apurado y había encontrado la forma de resistir el marcador con 10. Pero Mateo Valero volvió a darle un nuevo empujón al Real Madrid mientras caminaba por el precipicio. Una fea entrada de Pedro Gil al tobillo rival acabó con el defensa en las duchas. El equipo se quedaba con 9 e iba a tener difícil sobrevivir. Aún así, el Vecindario no pudo poner más que ganas, porque el juego no le daba. Isaac solo tuvo que aparecer un par de veces para lograr una nueva victoria y dejar al equipo como campeón de invierno del Grupo I de la Segunda B. Posiblemente, el líder más vilipendiado que nunca se ha visto en la categoría.