Un final infeliz para el Castilla

Sanse 1-1 Real Madrid Castilla





El mal estado del terreno de juego no le vino nada bien al Castilla. Los de Toril, habituados a la alfombra del Alfredo Di Stéfano, tuvieron siempre muchas dificultades para dar rienda suelta a su habitual juego de toque y pases en corto.

Ante la dificultad que suponía para los blancos rasear el balón, el gol tenía que llegar a balón parado. Y lo hizo gracias a un saque de esquina de Mosquera que cabeceó en el segundo palo Jorge Casado. El balón bombeado por el defensa cayó con nieve de la red del equipo sansero. Un gol calcado al que logró en Gijón el lateral izquierdo blanco.

El Sanse apenas inquietaba al Casilla. Los blancos tenían el mando del partido, bien es cierto que sin abrumar a los locales, pero sí con la suficiencia del que tiene el poder en el partido. Sólo un golpe de mala suerte podía frenar a los de Toril en la consecución de tres nuevos puntos, y eso fue exactamente lo que sucedió.

Los locales habían descolgado a uno de sus defensores más corpulentos, Ramiro, para intentar cazar algún balón aéreo que sorprendiera a la defensa madridista. Y tuvo fortuna. Sólo así puede calificarse que el zaguero lograra meter casi por la escuadra un balón imposible mientras se caía al suelo. Fue un golpe de suerte del Sanse, que le arañó al Casilla dos puntos cuando nadie lo esperaba. Lo que hace falta es que a la finalización del curso los chicos de Toril no echen de menos estos dos puntos que volaron sobre la bocina.