La Masía se rindió a La Fábrica

El Castilla se impuso al Barcelona B en un buen partido del equipo de Toril (3-2).





El madridismo tenía muchas ganas de vivir un derbi. El Di Stéfano no se llenó del todo, pero el aparcamiento se quedó pequeño y las gradas tuvieron más colorido que nunca. Una gran señal cuando se habla del fútbol de la cantera blanca, tantas veces denostado. Y tantas veces de forma injusta. Medirse con el Barcelona B, en Segunda División, era una buena prueba para los Jesé, Álex o Juanfran.

Si en vez de estar en el Di Stéfano dicen que el planteamiento de partido es el de los primeros equipos en el Bernabéu, cualquiera lo hubiera creido. El Barcelona, amasando el balón hasta quitarle la curvatura. El Castilla, sin acularse, eso sí, esperando su oportunidad para que sus puñales pudieran hincarse en las carnes azulgranas a la mínima de cambio. El duelo en la pizarra también estaba servido, con el Castilla dando primero. Su guión fue el que se cumplió.

Y lo hizo porque Juanfran y Denis se destaparon como goleadores en un primer tiempo de gran efectividad blanca. El extremo derecho aprovechó un pase excepcional de Álex Fernández que le dejó solo delante del portero culé. No falló. Chut y red. Un tiro del Castilla, primer gol blanco, después del dominio en la posesión del Barcelona B. Poco después era Denis el que hacía diana con un buen remate con la zurda en la segunda ocasión clara de los blancos. Efectividad máxima de los de Toril, ante un Barcelona que no se encontraba. Tampoco el Castilla le dejaba, presionando fuerte en el medio, con Óscar Plano desgastándose como un fondista en los JJ.OO.


Cuando más relajado parecía el partido, llegó el gol raro del partido, del mes y probablemente de la temporada. Un zapatazo de Deulofeu despejado por Nacho de cabeza a los cielos parecía ir a córner. Sólo lo parecía. De repente, ante el estupor de la grada, y con Mejías saltando para colgarse del larguero a varios centímetros de la pelota, el balón cayó con nieve en la red del Madrid. Nadie daba crédito a que esa pelota hubiera entrado. Pero lo hizo. Y valió. Al descanso, mandaba el Castilla, pero el gol dejaba un sabor agridulce en la parroquia merengue.

Ficha Técnica

Real Madrid Castilla 3: Mejías, Fabinho, Nacho, Iván, Casado, Mosquera, Álex, Juanfran (Quini 80’), Denis, Jesé (De Tomás 86’) y O.Plano (Borja 61’)

Barcelona B 2: Oier, Balliu, S.Gómez, Lombán, Grimaldo, Ilie (Espinosa 81’), Sergi Roberto, Lobato, Rafinha, Dongou (Kiko 46’) y Deulofeu (Araujo 54’)

Goles: 1-0 Juanfran (10’), 2-0 Denis (24’), 2-1 Nacho (p.p 40’), 3-1 Óscar Plano (47’), 3-2 S.Roberto (p.69’)

Árbitro: Mariscal Sánchez. Amonestó a Fabinho, S.Roberto, Deulofeu, Nacho, Lombán. Expulsó a Gómez.

Estadio: Alfredo Di Stéfano (5.000 espectadores)

Ese mal sabor de boca con el que había terminado el Castilla el primer acto, cambió a dulce recién iniciado el segundo acto. Los de Toril estuvieron más listos que los catalanes, ya que siguieron una jugada en la que el asistente subió y bajó la bandera a la misma velocidad que el coche fantástico. Ante la pasividad culé, Jesé Rodríguez remachaba el gol de los blancos, y volvía a dotar de tranquilidad al público y al marcador.

Una calma que duró hasta que uno de los asistentes del señor Mariscal Sánchez quiso salir un poco en la televisión. Después de un remate de Balliu, que el árbitro había marcado como saque de esquina, el asistente sorprendió a propios y extraños señalando penalti. Parecía que los asistentes querían convertirse en protagonistas de la noche. Y tuvieron su cuota de pantalla. Una por barba. Sergi Roberto transformó la pena máxima y volvió a apretar el marcador con 20 minutos todavía por jugarse.

Las posibilidades de que el Castilla matara el partido en una contra y de que el Barça empatara parecían las mismas. Era cuestión de soportar mejor el cansancio y de mantener la cabeza fría. Los de Toril se defendieron como gato panza arriba, y el Barcelona no encontró la fórmula de volver a superar a Mejías. Con la apretura del marcador, el reloj parecía correr más lento de lo normal para los aficionados locales que, sin embargo, acabaron disfrutando de la primera victoria del Castilla en Segunda. Y encima ante su gran rival. Un triunfo de valor doble.