¿Qué eran las santiaguinas de Bernabéu?

Te contamos su origen y en qué consistían





El Prater de Viena fue testigo de su primera gran ‘charla' al vestuario merengue. Era la eliminatoria de octavos de final de la segunda Copa de Europa ante el Rapid de la capital austriaca. La ida había ido bastante bien, con un 4-2 para el Real Madrid que daba muchas posibilidades a los blancos de sellar el pase a cuartos. El conjunto austriaco tenía un gran equipo que, capitaneado por Happel no pensaba ponérselo nada fácil a un cuadro madridista que llevaba la vítola de favorito.

La primera parte iba a ser un infierno para el equipo madridista. El conjunto vienés se puso 3-0 y muchos ya barruntaban la sorprendente eliminación de un campeón que se veía impotente ante el empuje local. Santiago Bernabéu lo vio claro desde su localidad. Tenía que intervenir para tratar de arreglar el desaguisado.

Lo hizo bajando al vestuario y echándoles una fuerte reprimenda a los suyos que , aún hoy, casi 60 años después no se les ha olvidado a algunos de los que estuvieron presentes. La bronca fue de órdago. Les dijo que se avergonzaba del mal juego que habían desplegado y les recordó el esfuerzo que habían realizado los madridistas que habían viajado hasta territorio austriaco.

El capitán madridista Zárraga trató de hacerle ver que debía bajar el tono de su reprimenda, pero solo consiguió que Bernabéu le mandara callar alegando que la bronca no iba por él. Sin inmutarse, terminó de hablar y se marchó con un sonoro portazo.


La ‘charla' surtió efecto y el equipo marcó un gol salvador. Era 3-1, pero como no había valor doble de los goles en aquella época se jugaría un partido de desempate. Terminado el choque de Viena, Bernabéu bajó de nuevo al vestuario a disculpar a los suyos y a retirar lo dicho. Había conseguido lo que quería, motivar a los suyos y que despertaran de su letargo. No tenía sentido arriesgarse a un posible enfado de la plantilla.

En el encuentro de desempate el Real Madrid ganó 2-0 y enfiló el camino hacia su segunda Copa de Europa. Seguro que hubo alguna ‘santiaguina' más del presidente en los años siguientes, pero se desconoce el número. De cualquier modo, los jugadores madridistas sabían que no les convenía hacer enfadar al presidente, pues le podría caer una reprimenda de época. Santiago Bernabéu era un hombre de un carácter muy marcado y si algo le molestaba, lo decía sin tapujos ni paños calientes. Así era. Genio y figura.