Los de Miguel Muñoz pasaron rondas a base de potencial goleador. El Steaua de Bucarest cayó en octavos de final, en cuartos de final caería el Milan en lo que se podría entender como una final anticipada a doble vuelta. El 4-0 del pentacampeón en el Santiago Bernabéu se encargó de sentenciar la eliminatoria y despejar las dudas: El Real Madrid había vuelto.
Así pareció refrendarlo una vez más ante el Zurich en semis, pero en la otra parte del cuadro se asomaba otro equipo repleto de jugadores de inmensa calidad. Era el Inter de Luis Suárez, Mazzola y Fachetti perfectamente comandados por el histórico Helenio Herrera en el banquillo.
La actuación de Di Stéfano ante el Milan en la antepenúltima ronda no presagiaba que esa fuera a ser la última gran exhibición de ‘La Saeta' con la elástica del Real Madrid. Muchos daban como favoritos a los madridistas por su presencia y por la de otros grandes genios como Puskas o Gento, la ‘sexta' se veía como posible pese a lo ocurrido dos años antes ante el Benfica. Sin embargo, el Inter no lo iba a permitir.
El 27 de mayo de 1964 en el Prater de Viena se iba a celebrar la final, la séptima para los madriidistas. El encuentro fue disputado desde el principio. Ambos equipos salieron muy concentrados y no se movió el marcador hasta que un soberbio disparo de Mazzola desde fuera del área perforó la meta de Vicente y adelantó a los italianos cuando se rondaba el minuto 40.
El tanto supuso un jarro de agua fía para el Real Madrid y algunos futbolistas encararon el tunel de vestuarios al descanso visiblemente enfadados. Fue el caso de Di Stéfano, quien no dudó en discutir acaloradamente con su entrenador Miguel Muñoz por el planteamiento del partido, en un enfrentamiento que resultaría clave para su marcha del conjunto blanco.
Tras la reanudación no hubo reacción por parte del cuadro merengue. El 2-0 transalpino obra de Milani terminó de complicar las cosas y, aunque Felo recortó distancias a 20 minutos del final, Mazzola con el segundo en su cuenta particular y el 3-1 definitivo, se encargó de enterrar toda clase de esperanzas para los merengues.
La bronca al descanso entre el entrenador y su máxima estrella no iba a quedarse en una anécdota. Muñoz decidió no convocar a Di Stéfano para un partido de Copa ante el Atlético, una decisión que no gustaría al futbolista y que, sin embargo, fue respaldada por Santiago Bernabéu. En ese momento ‘La Saeta' decidió abandonar el Real Madrid y retirarse en el Espanyol después de once años de éxitos, aunque se le ofreció seguir en los despachos. Era el fin de una era gloriosa para el madridismo.
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