Bartomeu representa a la perfección los valores del barcelonismo; equipo ‘segundón’ más preocupado por jugar en el estadio del eterno rival que por ganar el propio título de Copa. La grandeza se comprueba en circunstancias como esta. Mientras que al Madrid le importa muy poco la sede de la final, en Barcelona prácticamente levitan simplemente con imaginarse celebrar el título de Copa en el Santiago Bernabéu.
Y, mientras tanto, su presidente no se cansa de hacer el ridículo. Asegura que quiere un estadio con mucho aforo para dar cabida a todos sus socios. Por esa regla de tres, ¿por qué no pide jugar la final en el Camp Nou? El feudo azulgrana tiene 16.000 localidades más. Ese argumento se cae por su propio peso antes siquiera de plantearlo.
Bartomeu y el Barcelona pueden pedir ‘misa en una fuente’ que el Real Madrid no accederá. El madridismo no quiere una fiesta del separatismo en su estadio. La afición madridista no quiere ver al Barça levantando una Copa del Rey en su estadio. El asunto está más que claro y si en Barcelona se ‘pican’, pues que se rasquen. Fin de la cita.
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