1958: Plácido paseo inicial del Madrid en su camino hacia la 'Cuarta'

DC repasa la historia del Real Madrid a través de sus mejores imágenes


Imagen del partido entre el Real Madrid y el Besiktas de la Copa de Europa de 1958




En la campaña anterior el cambio en el banquillo de Villalonga por Luis Carniglia no le fue nada mal al club, por lo que el argentino comenzó el nuevo curso con la misión de igualar o incluso mejorar el saldo de la 1957/58. Y lo cierto es que en Europa las sensaciones no pudieron ser mejores desde el primer momento, ya que el sorteo permitió que el Real Madrid tuviera un recorrido bastante plácido en las dos primeras rondas de la competición. Esto, sumado a su privilegio de quedar exento de la ronda inicial de dieciseisavos por su condición de campeón, le permitió llegar hasta las semifinales sin acumular demasiado desgaste.

Pero vamos paso por paso, porque su primer escollo en octavos fue el campeón turco, el Besiktas. El conjunto otomano se había plantado también el torneo sin necesidad de jugar la ronda previa, por lo que era un equipo bastante desconocido para los españoles. Aunque al menos el Madrid tuvo en esta ocasión de jugar la ida en casa, lo que facilitó mucho el desenlace posterior de la eliminatoria.

En el partido de ida jugado en Chamartín el 13 de noviembre de 1958 los locales fueron claramente superiores a su rival, pero les costó mucho abrir la ' lata'. El portero turco Varol hizo uno de los mejores partidos de su vida, aunque tuvo que claudicar cuando Santiesteban anotó el primer tanto de la noche en el minuto 57. Posteriormente el francés Kopa remató la 'faena' con otro tanto a falta de cinco minutos para el final, por lo que el Madrid pudo encarar la vuelta con cierta tranquilidad.

 


Alfredo Di Stéfano
Alfredo Di Stéfano marca el quinto gol ante el Wiener de Austria (1958).

Así, justo 14 días después estos dos equipos se volvieron a ver las caras, aunque en esta ocasión en Estambul. Sobre un campo totalmente embarrado y una incesante lluvia el Madrid se limitó a hacer lo justo para mantener a salvo su renta. A los 9 minutos de juego Santiesteban repetía como goleador para poner el 0-1 que sentenciaba la eliminatoria, lo que produjo cierta relajación en los visitantes. Esto fue aprovechado por el Besiktas, de forma que el delantero Kaya consiguió igualar la contienda en la segunda parte para gozo de sus aficionados. En consecuencia, los dos equipos se dieron por satisfechos con el empate a uno final, el cual permitía que el Madrid avanzara sin ningún rasguño a los cuartos.

En esta fase el siguiente rival iba a ser el Wieser de Viena, un equipo que se presentaba como cenicienta en la competición pero que venía de eliminar a la Juventus italiana tras marcarle un 7-0 en su estadio; así como al Dukla de Praga merced a un tanteador global de 3-2. Sin embargo, el Real Madrid tenía claro que los austríacos iban a ser un rival más complicado que los turcos, ya que por entonces el potencial del fútbol centroeuropeo era mayor. Y esto es algo que pudieron comprobar de primera mano en su visita al Prater de Viena para jugar el partido de ida, ya que el campeón de Europa fue incapaz de marcarle un gol a su rival. Bien es cierto que los blancos jugaron desde el minuto 37 por la expulsión de Puskás, lo que obligó a cambiar el plan y enfocar el planteamiento a una estrategia mucho más conservadora que sirvió para certificar un empate a cero goles.

El objetivo merengue se había conseguido, ya que el Madrid estaba convencido de que el factor de jugar en casa el partido decisivo iba a servir para decantar el duelo. Y no le faltó razón, porque en Chamartín el público disfrutó de un auténtico vendaval blanco. El primero en marcar fue Mateos en el minuto 8, aunque Horak dio el susto tres minutos después al igualar la contienda. Pero fue un espejismo, porque en el 14 Di Stéfano volvió a poner por delante a los españoles para que se fueran al descanso en ventaja por 2-1. Fue un resultado que los austríacos lograron aguantar hasta el minuto 64, pero a partir de ahí el chaparrón merengue se desató y hasta cinco goles cayeron en los instantes siguientes. En total, Di Stéfano anotó cuatro dianas, mientras que Rial, Gento y el mencionado Mateos cerraron el 7-1 definitivo que metía al campeón en unas semifinales donde ya les esperaba un 'viejo conocido', el Atlético de Madrid.