El Madrid puede y debe apelar, como hizo ayer Valdano, a su pasado, a su compromiso con la historia, a su resistencia a la derrota, pero eso puede valer para las otras dos competiciones en carrera, la Copa y la Champions.
Esta Liga ya es un tobogán para el Barça, que saca los puntos con una facilidad desconocida. Al Madrid le ha abandonado su desodorante: Cristiano.
Ha sido dejar de marcar goles el portugués y hundirse el decorado que tras él había montado Mourinho. Cristiano no está bien, no es el mismo, y sin sus asaltos al área rival y sobre todo sus goles, el Madrid se queda en bastante menos.
Es verdad que ayer faltaron Xabi Alonso y Marcelo, pero en partidos anteriores estuvieron y eso apenas compensó el bajón de la megaestrella, que espero pasajero. Mucho esfuerzo, ningún descanso, tenía que pasar.
Tampoco Di María es el mismo. Y Osasuna fue una piedra, como suele ante el Madrid. Un equipo sólido, indesmayable, con buenos jugadores y un Aranda estelar.
A este campo llegó el Barça tarde y dio el consabido recital, si bien es cierto que el villarato le echó un capote en forma de penalti al limbo aún con el 0-0. Pero ni ese recuerdo puede empañar el contraste entre aquel equipo que ganó 0-3 y el que ayer perdió 1-0, con esa escena del triple cambio para dramatizar un intento de remontada que se quedó en fuegos artificiales.
Francamente, esperaba algo más de Mourinho. Demasiada bronca para lo que hasta ahora ha ofrecido: unos resultados colgados de Cristiano. Quedan dos competiciones, es sí. Aún puede mejorar la nota. Pero la Liga...
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