Butragueño, el genio del Real Madrid

Emilio Butragueño llenó de magia el Bernabéu durante más de una década.





Emilio Butragueño Santos nació en Madrid un 22 de julio de 1963. Desde edades muy tempranas ya demostró una tremenda habilidad con el balón en los píes. En espacios muy reducidos, el pequeño Emilio hace diabluras con la pelota. Dio sus primeros pasos en el deporte rey en el Colegio San Antón, aunque un cambio al colegio Calasancio por motivos familiares provocó que coqueteara con el baloncesto.

En basket también destacaba por su inteligencia en el puesto de base, pero su entrenador de aquellos años intuye que puede venirle mejor en el equipo de fútbol ejerciendo de centrocampista. Dicho y hecho, este cambio de disciplina le hace decantarse definitivamente por el deporte que le convertiría en leyenda.

Aún sin conocer a ciencia cierta cuál es su mejor posición se desenvuelve con soltura tanto de delantero como de extremo izquierda. En ambos puestos destaca sobre el resto en muchas facetas del juego. Tiene buen regate, un gran lanzamiento de falta y también una capacidad para improvisar digna de elogio. Con Butragueño sobre el césped nunca se sabía lo que iba a pasar. Y casi siempre era algo mágico.

El Madrid llega a su vida


El Real Madrid no era ajeno a su calidad y no tardó en intentar su fichaje. Lo hizo a la conclusión del torneo AS de 1980, cuando comprobaron que ese chico, rubio, degado y habilidoso era un futbolista diferente. Ocho goles en un partido confirmaron las sospechas. Había que firmarlo sí o sí. Su llegada al cub de Concha Espina no sería sencilla pues el Atlético de Madrid no perdió la oportunidad de tentarle a él y a su padre con una estimable oferta.

Fue entonces cuando el madridismo del muchacho y de su familia se hicieron patentes al decidirse por el conjunto blanco. Los años han demostrado que no se arrepentirían. En La Fábrica deslumbra a todos y deja claro que invertir en su contratación había sido una buena idea. en su primer partido de blanco, en pleno mes de agosto y ante Luis Molowny se marca una actuación antológica.

Nace la Quinta del Buitre

Tras pasar por varios equipos de las categorías inferiores merengues se consagra con el Castilla en la temporada 83-84. El equipo dirigido por Amancio es un rodillo y se proclama campeón de Segunda División, aunque su leyenda comenzó en noviembre. En un artículo, el periodista Julio César Iglesias acuña el término Quinta del Buitre para referirse a una excepcional generación de futbolistas que poseía la cantera merengue en el Castilla. Cinco jugadores magníficos que marcarían una época en el fútbol español. Sanchís, Pardeza, Michel, Martín Vázquez y Butragueño son bautizados con ese singular y acertado nombre.Curiosamente, ‘El Buitre' era de los que menos destacaba por aquel entonces, aunque sus destellos de genio encandilaron a Iglesias, quien no dudó en otorgarle el honor de ser el capitán del grupo.

Llega el moento de regresar a Cádiz. Nos habíamos quedado en que Di Stéfano, en aquella época tecnico madridista, se había encomendado al mejor goleador de la division de plata para que ayudara a remontar el encuentro.Y vaya si lo hizo. Salió con el 14 a la espalda (el número de su ídolo Johan Cruyff) y fue capaz de, en medio partido, anotar dos goles y asistir para el tercero. Había nacido un mito.A partir de entonces, Butragueño no deja de dar alegrías al madridismo e incluso fue convocado por Miguel Muñoz para disputar la Eurocopa de 1984 con la selección y, aunque no llegó a debutar, ya sería considerado un fijo.

La noche del Anderlecht le sitúa en Europa

Su doctorado en el Viejo Continente le llegaría el 12 de diciembre de 1984 cuando en una de esas noches mágicas del Bernabéu se merienda al Anderlecht con tres goles en un 6-1 para la historia. Con él, su Quinta y hombres como Maceda, Gordillo o Hugo Sánchez logra dos copas de la UEFA que le elevan a la categoría de ídolo.

Otro de sus grandes encuentros se produciría en el Mundial de México 86, cuando enamoró al mundo con sus cuatro goles a Dinamarca en Queretaro. Además de dos Premios Bravo al mejor futbolista sub 24 de Europa comienza a coleccionar Ligas con la camiseta blanca. Nada puede pararle. Goles inolvidables, regates inverosímiles... Desató la ‘Buitremanía'.

Al‘Buitre' sólo le quedó la espina de la Copa de Europa. A pesar de contar cada edición con una de las mejores plantillas del torneo, PSV y Milan le fastidiaron el sueño. Continuamente llegaban ofertas de importantes clubes como la Juve, deseosos de hacerse con Emilio, pero Mendoza siempre les decía lo mismo:"Butragueño es patrimonio del Madrd". Así fue , incluso en el cambio de década, cuando cambio la tendencia ganadora de los merengues y el delantero comenzó a perder velocidad y resistencia física.

Retirada con honores y cargo en el club

Pese a ello, logra el Pichichi de la temporada 90-91 con 19 tantos y consigue la Copa del Rey para el Madrid en 1993, anotando un gol en la final.A partir de ese momento las apariciones de Butragueño en el once inicial se hicieron cada vez más esporádicas hasta que otra leyenda del madridismo, Raúl González Blanco, coge su relevo.

Pone punto y final a su trayectoria blanca como jugador un 15 de junio de 1995 en un partido frente a la Roma y ante un Santiago Bernabéu abarrotado que ve como su equipo vence a los italianos por 4-0. Después México sería su destino. En ese país no se olvidaron de su mítica noche mundialista nueve años atrás y le ofrecieron un retiro dorado en el Atlético Celaya. Su hoja de servicios en la entidad blanca es incontestable, 569 partidos (en encuentros amistosos y oficiales) para un total de 217 goles.

Una vez colgó las botas su regreso al Madrid estaba cantado. Fue Florentino Pérez quien le rescató para labores administrativas y de representación. Actualmente es director de Relaciones Institucionales del Real Madrid y es habitual verle en actos públicos representando al club al que hace unos años brindó muchas noches de gloria.