La segunda Copa Intercontinental

38 años después el Real Madrid vuelve a conquistar el oficioso título mundial de clubes





La ansiada victoria ante la Juve dio el derecho a que la escuadra madridista pudiera disputar la Copa Intrercontinental. Los Raúl, Roberto Carlos, Mijatovic y compañía estaban deseosos por conquistar un título que daría aún más brillo a sus carreras y que engordaría las vitrinas del conjunto blanco.

El rival sería todo un clásico del fútbol brasileño. Un Vasco da Gama lleno de jugadores de cierta calidad como Felipe, Juninho o Luizao, muy dispuestos y motivados para enfrentarse con el Real Madrid.

El equipo se sobrepuso a los problemas

Los merengues, por su parte, no parecían llegar en su mejor momento. Se hablaba de ciertas desavenencias entre algunos integrantes del equipo e incluso unos días antes de jugar el torneo Ivan Campo y Seedorf tuvieron un altercado. Además existía cierta falta de confianza del madridismo en el equipo.


Pero no había nada que temer. La plantilla se conjuró para ganar a los brasileños y culminar el gran triunfoobtenido siete meses atrás en Amsterdam. El destino donde se jugaría el trofeo ‘mundial' sería Tokio el 1 de diciembre del en territorio oriental y el patrocinador oficial sería la firma de vehículos Toyota.

El encuentro ante el Vasco da Gama sería uno de los grandes partidos de Raúl González Blanco, un jugador que viviría aquella noche en Japón como una de las mejores de su carrera. El Vasco no lo iba a poner fácil. Su estilo estaba lejos de los clásicos equipos sudamericanos y se asemejaba algo más al típico conjunto correoso europeo.

Raúl y Juninho comenzaron las hostilidades, pero fue un Roberto Carlos con ganas de reivindicarse ante el público brasileño el que se internó por su banda zurda y un centro suyo fue enviado por un defensa del Vasco a la red.

El gol pareció espabilar a los sudamericanos que intentaron rebelarse y llegar con garantías a la portería de Bodo Illgner. Pero el cancerbero alemán no estaba para bromas y junto a Hierro y Sanchis zanjó las oportunidades del Vasco.

No obstante, el Vasco le pondría emoción al encuentro gracias a un tremendo disparo de Juninho que se coló por la escuadra al poco de comenzar la segunda parte.

Raúl muestra su sello

Aunque el verdadero protagonista de la noche (mañana en España) sería Raúl González. Hubo nervios, algo de miedo y cierta intriga por parte del conjunto blanco, pero el de San Cristóbal de los Ángeles estaba a punto de sacarse su mejor truco de la chistera. Si Zidane tenía su marsellesa, Robinho su pedalada, Garrincha su bicicleta y Hugo su chilena, Raúl iba a enseñar al mundo su sello en forma de gol.

Faltaban siete minutos para los 90 reglamentarios cuando Raúl recibe un pase de Clarence Seedorf y se zafa con rapidez del defensa Vitor. Una vez librado, toca regatear al cancerbero . Raúl piensa en un disparo a portería, pero tras reflexionar en décmas de segundo amaga...

Odvan cae en la trampa y la portería queda medianamente franca para que el ‘7' dicte sentencia. Ese amago se conocería desde entonces como ‘aguanís'. Ese sería uno de los legados en forma de regate que raúl dejaría al mundo del fútbol. Un recorte invisible, desestabilizador y genial.

                                                                                                                            Infografía: Diario Marca

Algo típico de un jugador con clase. Imaginación y velocidad de ejecución unidas en un regate histórico. Un símbolo de un jugador legendario del Madrid. Una jugada para la historia y el zarpazo clave de la segunda Intercontinental.

Tras el gol del madrileño, el tiempo restante serviría para templar los ánimos y certificar que el Real Madrid había conquistado un nuevo entorchado mundial oficioso  ganando por 2-1 al Vasco de Gama.