Vicente del Bosque, el alma de la Fábrica

El salmantino es ya leyenda del Real Madrid y del fútbol español


Vicente del Bosque




Vicente del Bosque González nació en Salamanca el 23 de diciembre de 1950. Desde muy joven mostró virtudes con la pelota en equipos modestos de su ciudad de origen como el Zamorano, el Fátima o el Salomé. Pronto mostró mucha facilidad para incorporarse al ataque por lo que el salmantino (filial del Salamanca) le inorpora a su plantilla. Allí no defrauda y se convierte en máximo goleador con 17 años, portando el 9 a la espalda.

Sus números no pasan desapercibidos para los ojeadores del Real Madrid y deciden incorporarle a los filiales merengues. Nada más llegar, se convierte en esencial para la consecución del campeonato de España juvenil, mientras que en su segundo año con el equipo aficionado anotó la friolera de sesenta goles.

Su proyección lleva a los técnicos a incluirle en lo que se dio en lllamar el ‘Engorde de Cedeira', una especie de ‘stage' en el que los mejores futbolistas de la cantera se iban a la citada localidad gallega a fortalecerse físicamente.

Lesión y regreso


Se cree que necesita curtirse y por eso se le cede al Castellón, donde desafortunadamente sufre una lesión de menisco y otra de clavícula que le impiden disputar la temporada. Ya en 1971, vuelve a ser cedido al Córdoba, donde comienza a mostrar sus credenciales.

Retrasa su posición y se convierte en un gran ‘todocampista' y finaliza su periodo de formación en Castellón donde se consagra como uno de los mejores mediocentros de la Liga. la temporada 1973-74 sería la de su estreno con la primera plantilla blanca. El gran Miguel Muñoz cerraba su periplo en el banquillo blanco ese año y lo que no se podía imaginar es que estaba pasando el testigo al que posteriormente sería uno de sus sucesores más prolíficos.

Poco a poco, ya con otro clásico de los banquillos como Luis Molowny se hace con un hueco en el equipo titular y nadie le podría ya sacar de allí. Del Bosque se convierte en el director de orquesta de una goleada al Barcelona por 4-0 en la final de Copa, que sirvió para resarcirse de un 0-5 culé recibido unos meses antes.

Con el yugoslavo Miljanic, Vicente del Bosque es la extensión del técnico sobre el terreno de juego. Fue capaz de tener un sitio en un Madrid donde la titularidad no estaba precisamente barata y en el que podiamos encontrar futbolistas de la talla de Pirri, Netzer, Santillana o Velázquez.

Elegante y de depurada técnica con el balón en los píes, Del Bosque contestaba a aquellos que le acusabanh de lento con un gran sentido del juego y con portentosos desplazamientos en largo. Vujadin Boskov tambíen confía en que el salmantino lleve la ‘manija' del equipo.

La vida siempre concede segundas oportunidades...

Su noche más importante (aunque también la más triste) sobre un terreno de juego sería el 27 de mayo de 1981. El Madrid de los García con Del Bosque en el centro del campo perdió la oportunidad de conseguir la Séptima al caer ante el Liverpoool inglés. La vida siempre concede segundas oportunidades y el centrocampista la tendría 19 años después en los banquillos.

Permanecería en el Real Madrid como futbolista hasta 1984 y en sus once años con el primer equipo cosecharía 5 Ligas y 4 Copas de España en 339 encuentros en los que firmó 25 goles. También jugó 19 encuentros con la selección española yendo convocado a la Eurocopa de 1980.

Una vez colgó las botas, las características de su juego hacían presagiar que nos encontrábamos ante un proyecto de excelente formador y entrenador. Su andadura como técnico la comenzó en las categorías inferiores del Real Madrid , desde donde observaba cada tarde a las joyas de la cantera blanca.

Su estreno en el banquillo de la primera plantilla le llegaría en 1994. Tras la destitución de Benito Floro, Del Bosque se hizo cargo del equipo un par de meses. Dos años después y tras la marcha de Jorge Valdano ocupó de nuevo el puesto de entrenador. Muchos ya le empezaban a considerar un ‘apagafuegos' y no fueron pocos los que le llegaron a comparar con Luis Molowny.

Al igual que el canario, Vicente era callado. Pocas veces decía una palabra más alta que la otra, pero siempre estaba dispuesto a hacerse cargo de la primera plantilla cuando fuese necesario.

En la temporada 1999-2000, cuando John Benjamin Toshack abandonó el barco, los directivos blancos confían en Del Bosque y deciden darle el cargo de forma permanente hasta el final de aquella campaña. Sus decisiones en algunas eliminatorias de Champions levantan polémica pero funcionan. Su idea de colocar tres centrales en los cuartos ante el Manchester United generó cierta polémica, pero fue clave para que Fernando Redondo se encontrase respaldado en la medular. Decisiones como ésta y , por supuesto, un excelente equipo llevarían a la conquista de la Octava. Aúin así, sus detractores le acusan de falta de personalidad para imponerse a los ‘pesos pesados' del vestuario blanco.

Las críticas no hacen mella en un Del Bosque que prefiere contestar con títulos. En 2001 logra la Liga , mientras que en 2002 es el encargado de llevar el primer proyecto de los llamados ‘Galácticos' con Zidane como incorporación estrella. hasta el noveno entorchado europeo del Real Madrid. Ese año la actuación liguera no es nada brillante, un hecho que sirve como excusa para aquellos que no desean la continuidad del salmantino en el banquillo blanco.

La temporada 2002-2003 se caracteriza por la llegada de Ronaldo Nazario. Esa campaña se vuelve a el título liguero, pero desde la directiva consideran que Del Bosque ha terminado su etapa al frente del banquillo madridista. No sin polémica en junio de 2003, tras imponerse en el torneo de la regularidad, la directiva merengue decide no renovar al entrenador en una decisión que dolío mucho a Del Bosque. Lo que molestó al excentrocampista merengue no es el hecho de que prescindieran de él sino la forma en la que se produjo su salida. Porque para el de Salamanca el Madrid era su casa y aún hoy lo sigue siendo .

Ocho años después, Del Bosque recibe la responsabilidad de llevar al triunfo Sudáfrica a la selección que se proclamara campeona de Europa. Y no sólo acepta el reto sino que eleva la apuesta llevando a España al Campeonato del Mundo por primera vez en su historia.

Posiblemente, Vicente del Bosque no pasará a la historia del madridismo por su carisma. Quizá tampoco por sus ideas innovadoras desde el banquillo, o por su habilidad para manejar las situaciones de extrema tensión. Lo hará por ser ese hombre que, sin hacer ruido y manteniéndose en un discreto segundo plano, trasladó los valores del Real Madrid (esos que aprendió durante la mitad de su vida en La Fábrica) más allá del Santiago Bernabéu, llevándolos hasta el vestuario de ‘La Roja'.