Marquitos, un defensa decisivo para el Madrid

DC repasa la carrera de algunos de los mejores jugadores madridistas de la historia


Marquitos




‘Marquitos' vivió una de las épocas más gloriosas del madridismo. Su trabajo quizá no era tan visible como los goles de Di Stéfano, las arrancadas de Gento o los regates de Kopa, pero su labor fue tan importante como la que hicieron ellos. Cinco Copas de Europa avalan a un futbolista imprescindible si queremos contar los éxitos del club de Concha Espina

Marcos Alonso Imaz, nacio en Santander el 16 de abril de 1933. Sus primeros pasos en el mundo del fútbol los dio en los Salesianos de Santander , un equipo de su tierra en el que no tardó en despuntar. En 1947 llegó a conseguir el campeonato local con el San Estanislao de Kotska.

Energía cántabra para el Madrid

Debutó el 16 de diciembre de 1951 con el Rayo Cantabria, pero las circunstancias le llevaron el año siguiente a hacer el servicio militar en Cádiz. Finalmente, en 1954 regresó a su ciudad natal y en el mes de enero jugó un partido contra el Real Madrid. Su destacada actuación convenció a un Santiago Bernabéu que vio en el joven cántabro a un defensa fuerte, decidido y valiente que brillará en la zaga merengue.


Así, en el verano de 1954 Marquitos llegó a Madrid para ser uno de los ‘fijos' en un equipo llamado a hacer grandes cosas. Su debut con la elástica merengue se produjo un 20 de septiembre en casa de la Real Sociedad de San Sebastián. Con apenas 21 años, ni él mismo podría imaginarse la inmensa cantidad de triunfos y alegrías que le reportaría su estancia en la ‘Casa Blanca'.

El gol de su vida

Pilar esencial del Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, Marquitos era un líder dentro y fuera de los terrenos de juego. En sus ocho años de madridista sólo marco tres goles, pero uno de ellos estuvo siempre presente en su trayectoria deportiva y vital, por su gran importancia. Hablamos, por supuesto, de su gol al Stade de Reims en la primera final de la Copa de Europa en 1956.

Corría el minuto 62 cuando el defensa, poco dado a mostrarse en el área rival, aprovechó un rechace del portero del equipo francés para enviar el balón al fondo de red. Se trataba del empate a 3 y minutos después, el gran Héctor Rial se encargaría de anotar el cuarto tanto que daba a los merengues el primer título continental.

 

Otra de sus grandes actuaciones se produjo en la vuelta de las semifinales de la Copa de Europa de 1957, cuando, nada más y nada menos que en Old Trafford secó a una de las estrellas de los 'red devils', el delantero Tommy Taylor. El  trabajo del defensa resultó esencial para que el Madrid pudiera superar la eliminatoria.

Quizá sus actuaciones no serían tan brillantes en el plano ofensivo como lo fueron aquel día , pero en el aspecto defensivo Marquitos era , sin duda, uno de los grandes. Pieza clave en la consecución de las cinco Copas de Europa consecutivas. Completó su palmarés con la primera Copa Intercontinental del club blanco ganada al Peñarol de Montevideo en 1960.

Este lateral derecho reconvertido a central en muchas ocasiones destacó siempre por su valentía, por su pundonor y por no desentonar nunca en un equipo plagado de estrellas. Afrontaba cada partido como si y como si fuera el último y su elevado compromiso le convirtió también en uno de los líderes del vestuario.

En 1962. ante el empuje de los ‘ye-yes' , el Madrid decide no renovarle y abandona la entidad blanca. Lo hace habiendo disputado 228 partidos en los que marcó 3 goles. Hércules , Murcia, Calvo Sotelo y Toluca fueron los últimos equipos de Marquitos.

En todos ellos dejó su sello. El de un futbolista de raza, orgulloso de haber pertenecido a uno de los mejores equipos de la historia. Descanse en paz, Marquitos, el madridismo nunca le olvidará.