Michel, el 'guante' de la Quinta

DC repasa la carrera de algunos de los mejores jugadores madridistas de la historia


Michel




Miguel González Martín del Campo, más conocido como Michel, nació en Madrid, un 23 de marzo de 1963 en el madrileño barrio de la Ciudad de los Ángeles. Así, en el Rayo de los Ángeles el joven Miguel aprendió muchos de los secretos del deporte rey y , sobre todo, un toque de balón que para sí quisieran muchas estrellas de hoy en día.

El Rayo Vallecano y el Atlético de Madrid no tardan en interesarse por él. Pero su padre considera que es el Real Madrid donde este joven talento puede dar lo mejor de sí mismo. De esta forma, le lleva a hacer las pruebas de Infantiles en octubre de 1976. Según se apunta en la web del club blanco, Basilio del Pozo, coordinador de las categorías inferiores de la escuadra madridista, quedó impresionado con la calidad de Michel y decidió incorporarle inmediatamente al equipo de la categoría .

En el Infantil B se desenvuelve en la posición de interior zurdo y enseguida se gana el aprecio de sus compañeros y de los técnicos. Uno de esos compañeros es Pepe Mel, actual entrenador del Betis, con quien Michel congenia enseguida y crea una sociedad que arrasa en el filial madridista.

Su fama llega a altas cotas (muchos incluso llegan a asegurar que es francés y le comparan con Platini) Michel progresa sin freno junto a su hermano Javier, pero éste último sufre una lesión con 15 años que trunca su carrera.


‘El Mejor Talento Europeo'

Pronto es convocado por la selección española Juvenil y sub 18, donde no tarda en destacar en el Trofeo Príncipe Alberto donde es nombrado ‘'Mejor Talento Europeo'. En su último partido como Juvenil en 1981 gana su segundo campeonato de la categoría.

Su estreno con la camiseta del Real Madrid se da de una forma un tanto curiosa. Cuando ya militaba en el Castilla, a las órdenes de Amancio Amaro y junto a compañeros de Quinta como Sanchís, Martín Vázquez o Pardeza, es llamado para debutar con el primer equipo durante la huelga de futbolistas que tuvo lugar en abril de 1982, siendo el primero de esa espectacular camada en jugar con el primer equipo. Marcó un gol en ese partido frente al Castellón pero regresa al Castilla.

Desde allí tuvo que ver como el resto de sus compañeros se asentaban en el primer equipo, mientras él esperaba su oportunidad en el filial " Me despertaba cada noche sobresaltado, pensando que me echaban del Madrid", reconocería Michel años después. Nada más lejos de la realidad. Michel espera sin desesperar y tiene su oportunidad en la pretemporada de 1984, después de hacer al Castilla campeón de Segunda División y tras desestimar algunas ofertas de otros clubes. Michel desea triunfar en el Real Madrid y no tardaría en conseguirlo .


A partir de ahí, su carrera es meteórica y en su primer año marca un gol decisivo en la prórroga de la eliminatoria ante el Inter de Milán, que resulta indispensable para conquistar la primera Copa de la UEFA del club blanco. En verano de 1985 debuta también con la selección española ante Austria en La Romareda.

Un corazón madridista

Desde la banda derecha, el carril del 8. Un hábitat natural del que Michel sería dueño y señor durante más de una década. Era un futbolista distinto, talentoso y muy madridista. La grada del Santiago Bernabéu discutió su juego en algunas ocasiones, pero no se puede negar que Michel es uno de los hijos predilectos de la hinchada merengue. Dejó para el recuerdo algunos goles inolvidables, aunque su especialidad era marcharse por habilidad y asisistir al 'Buitre' y a Hugo Sánchez. Sus polémicas con la prensa ( a la que gritó "me lo merezco" tras hacerle un hat trick a Corea) o con Javier Clemente no pudieron empañar una histórica carrera, en la que su amor al Real Madrid, una calidad fuera de lo común y un ‘guante' en su pierna derecha fue lo que más exhibió sobre el césped.


El guante de su zurda tardó mucho en apagarse. Lo hizo siendo uno de los mejores activos del equipo que entrenaba Valdano en la temporada 1994-95, cuando sufrió la fatídica triada. Volvió un año después y aún le dio tiempo a mostrar destellos de su infinita calidad para disputar su último partido el 19 de mayo de 1996. Cuando fue sustituido en el minuto 83 por Rafa Alkorta , el Bernabéu puesto en píe le dedicó una atronadora ovación. Michel se despidió llorando y besando el terreno de juego que le vio crecer y madurar como persona y futbolista.

Los madridistas le vieron ganar seis ligas dos Uefas y dos copas del Rey, además de contemplarle en muchas tardes de gloria. En sus 560 partidos con la camiseta del Real Madrid anotó 129 goles, muchos de ellos de bella factura y otros tantos de vital importancia.


Ahora Michel lucha por llevar al Sevilla a puestos europeos con las señas de identidad de las que siempre hizo gala en la que siempre  fue y será su casa: buen fútbol, compromiso, entrega y un corazón madridista que le inspira a luchar hasta el final.