Ipiña, el capitán de los años 40

DC repasa la carrera de algunos de los mejores jugadores madridistas de la historia





Juan Antonio Ipiña nació en Vizcaya el 23 de agosto de 1912. El sexto de siete hermanos, siempre tuvo gran predilección por el deporte. En su niñez y juventud practicó atletismo, pelota vasca y, por supuesto, fútbol. Ortuella, San Vicente de Baracaldo y el Donostia fueron sus primeros equipos. Su puesto habitual era el de medio defensivo, pero también se desenvolvía bien jugando de interior.

Se da la circunstancia de que Ipiña no iba para futbolista, pues su padre era minero y no fueron pocas las veces que el joven Juan Antonio se planteó seguir los pasos de su progenitor.

Su último equipo antes de la Guerra Civil fue el Athletic de Madrid en la campaña 1935-36. El conflicto bélico supuso un paréntesis en su carrera hasta 1939, de forma que, pese a firmar por el Madrid, no pudo debutar hasta el final de la guerra en el 39.

Físicamente imponente, entusiasta y bregador. Se especializó en tareas defensivas y por eso quizá no llegó a marcar muchos goles a lo largo de su carrera. Ya en su segunda temporada de blanco se convirtió en capitán del Real Madrid y contagió a sus compañeros con su disposición y entrega.



Permaneció como capitán del Real Madrid durante casi y una década y fue clave en la consecución de los dos títulos coperos consecutivos en 1946 y 1947. La retirada de Ipiña se produjo cuando era el jugador que más partidos de Liga había disputado con el Real Madrid hasta ese momento. Después no podemos olvidarnos del tándem triunfador que formó con Carniglia en los años 50.

Ipiña finalizó su carrera con 232 encuentros ligueros con la camiseta del Real Madrid pero, por encima de cifras, lo más importante es que fue un ejemplo para los compañeros y sirvió como referente para futuros capitanes en época de más títulos.