Rosó Castellsagués es una aficionada del Barcelona que acudió junto a su bebé y otras cinco personas a la vuelta de la Supercopa de España que se celebró en el Camp Nou. Esta mujer, tal y como explica en las Cartas de los Lectores de El Periódico de Catalunya, compró las localidades por Internet y cuando llegó al estadio se encontró con que no le dejaban pasar porque no había comprado una entrada para su bebé.
La solución que le propusieron desde el Barcelona a Rosó fue que pagase una entrada para que pudiese pasar su hijo, pero como no había una localidad disponible junto a la suya le obligaron a pagar 54 euros, que era lo que costaba en otra zona, para que el bebé tuviese su sitio. Eso sí, también obligaron a esta mujer a que su hijo estuviese durante el partido en sus piernas.
Parece que en el Barcelona se ha perdido totalmente el sentido común porque es de locos que se obligue a una madre a gastarse 54 euros en la entrada para su bebé y que encima esté obligada a tenerle en sus piernas. Es un ejemplo más de los ‘valors' de los que tanto presumen en Can Barça.
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