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No es de extrañar que Beguiristain y Guardiola quieran nutrir de millones al brasileño. Saben de buena tinta (lo sufrieron en sus carnes) que Alves responde mejor que nadie a la llamada del dinero. Le da igual el nombre de las divisas. Pueden ser libras, euros o dólares. El caso es tener bien lleno el bolsillo a final de mes. La actitud déspota del carioca obliga a una renovación forzada si no quieren que Daniel comience a presionar con ofertas del extranjero para amontonar más billetes.
Cuando militaba en las filas del Sevilla, Alves se ofreció a Manchester, Chelsea, Real Madrid y Liverpool. Del Barcelona no hubo noticias. Del Nido consiguió reterle bajo la promesa de que la temporada siguiente sería esclavo del equipo que más dinero le diera. Y así fue. El Barcelona le nutrió de millones de euros y para allá fue. En el Barça se saben de que pie cojea Alves. Como Laporta y Txiki tienen los días contados volverán a congregar a las cámaras (lo que mejor saben hacer) para hacerse la foto de rigor con la renovación de Alves hasta 2014. Éste besará sus colores. No serán los blaugranas, lógicamente, serán los de los billetitos que seguirán aumentando su cuenta corriente.
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