Éste también es Lionel Messi

Un futbolista con vocación de boxeador y estafador





Los culés nos quieren vender a Messi como un ejemplo a seguir para los chavales, con un historial impecable tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Y desgraciadamente eso no es así. Messi, como buen futbolista argentino, es un jugador sucio donde los haya. Buen ejemplo es la acción que protagonizó esta temporada con Marc Valiente en el Barcelona - Sevilla. Un choque en el que Messi, tras ser agarrado del sevillista, sacó a pasear en varias ocasiones su codo sin recibir castigo alguno por parte del coleagiado.

 

Pero el Campo Nuevo no ha sido el único escenario en el que Messi ha mostrado sus habilidades con las artes marciales. En su debut con la selección argentino, el supuesto crack protagonizó una jugada que pasará a la historia por ser una de las más guarras vistas nunca en un terreno de juego. Y es que el bueno de Lionel fue expulsado por propinarle ni más ni menos que tres codazos en la cara a un jugador rival que sólo intentaba que no avanzara hacia la portería.


 

Pero si ustedes creen que Messi sólo sabe defenderse con puñetazos de equivocan. Sus glandulas salivares también han provocado polémica en más de una ocasión. Y si no que se lo pregunten a Duda, el jugador del Málaga, quien observó como el niño bueno de Argentina le pringaba la camiseta con un salivazo más feo que la cara del propio jugador.

 

Mal encarado, violento, provocador... y también tramposo. Al igual que el actual seleccionador argentino, Maradona, Messi hizo su particular mano de Dios en un derbi contra el Espanyol, en el que el Madrid y el Barça se jugaban el título. Eso sí, la justicia fue justa con el fútbol y el de arriba permitió que el Real Madrid ganara ese título, pero dejó para la posteridad una clamorosa mano de Messi.

 

Éste también es Lionel Messi. Un jugador capaz de hacer diabluras como la que todos los fines de semana hace Cristiano Ronaldo en un terreno de juego, pero al que también le pierden jugadas como éste, los cuales nos impiden señalarle no solo como el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos (un respeto para Alfredo di Stéfano) sino siquiera entre los tres mejores del fútbol actual.