Capello quiere devolver el éxito a Inglaterra

Los ingleses llevan desde 1966 sin lograr el campeonato del mundo





Los estadounidenses consiguieron su pase para Sudáfrica 2010 con solvencia, liderando el grupo de la fase final de clasificación de la CONCACAF con veinte puntos, uno por delante de México, y cuatro por encima de la plaza que daba acceso a la repesca y que ocupó Costa Rica.

Ahora, para el combinado americano se presenta un nuevo examen mundialista. Queda ya lejano el tercer puesto en Uruguay 1930 y tras su participación en Brasil 1950, estuvieron 40 años sin acudir y el fútbol quedó eclipsado por el auge de otros deportes como el fútbol americano o el béisbol.

El despertar llegó en 1990, con la clasificación para el torneo de Italia, preludio de 'su' Mundial cuatro años después cuando ya evidenciaron sus progresos, que se vieron reflejados en Corea y Japón 2002, cuando acariciaron las semifinales, cayendo ante Alemania en los cuartos de final, un éxito que no tuvo continuidad en 2006 donde no superaron la primera fase.

La canción 'Three Lions' ('Football is coming home') se convirtió en un himno en 1996, cuando Inglaterra albergó la Eurocopa, pero desde entonces, cuando fue tercera, no ha podido volver a situarse entre los cuatro mejores, ni siquiera a nivel continental.


De hecho, en las tres últimas citas mundialistas (tras no clasificarse para la de 1994), cayó en octavos (1998) y dos veces en cuartos (2002 y 2006), la misma ronda en la que sucumbió en la Eurocopa de 2004. El Mundial de Alemania se cobró la cabeza de Sven-Goran Eriksson, pero lo peor llegó unos meses después con su ausencia en la última Eurocopa, lo que obligó a un nuevo cambio en el banquillo, el de Steve McClaren por Fabio Capello, a cuyas órdenes los 'pross' han recuperado su mejor versión y vuelven a estar en las apuestas.

Sin embargo, el hecho de contar con un buen equipo o el de estar en el grupo de favoritos no ha sido casi nunca sinónimo de éxito históricamente para los ingleses. Su anterior hornada, muchos de los cuales 'sobreviven' para Sudáfrica o afrontan incluso su última oportunidad, no pudo cumplir las expectativas.

El último precedente mundialista fue el de 2006 cuando su actuación fue más que discreta, con la derrota a manos de Portugal en un partido de cuartos en el que fue expulsado Rooney antes de que Lampard, Gerrard y Carragher fallaran en la tanda de penaltis tras el 0-0.

Cuatro años antes la luego campeona Brasil fue su verdugo también en cuartos, mientras que en 1998 también los penaltis le fueron esquivos (2-2) ante Argentina, e igualmente con una expulsión, esta vez más polémica, la de David Beckham por una agresión a Simeone.

Este incidente fue sólo uno más de los varios que jalonan la historia entre ambas selecciones, rivalidad que se remonta precisamente hasta 1966, donde eliminaron con polémica a Argentina en cuartos. Veinte años después, llegaron la 'mano de Dios' de Diego Maradona y después el para muchos mejor gol de la historia, también del 'Pelusa'.

Entre tanto, sólo las semifinales del 90 (donde Alemania apeó a un grupo de estrellas como Brian Robson, Gary Lineker o Paul Gascoigne) la han permitido estar entre las cuatro mejores del mundo, mientras que su palmarés en las Eurocopas tampoco se corresponde con su historia, con únicamente dos terceros puestos, el del 68 postmundial y el de 1996 en su casa.

Ahora, en el torneo sudafricano, las expectativas son máximas. Una generación consolidada, con el problema siempre de la portería desde la marcha de Peter Shilton, una férrea y curtida defensa liderada por Terry y Ferdinand, un centro del campo con llegada, fuerza y gol, y una delantera con la explosividad y talento de Wayne Rooney, deberían ser argumentos suficientes para que Inglaterra supere la primera fase como primera de grupo ante los Estados Unidos, Eslovenia y Argelia.

Wayne Rooney es la gran estrella

Además, Fabio Capello, pese a los contratiempos por conflictos y lesiones, ha conseguido mutar el espíritu y cohesionar un buen grupo. La baja de David Beckham, uno de los 'capos' del vestuario, fue un golpe duro para el grupo, como también la polémica entre John Terry y Wayne Bridge, que le dejó sin otro jugador importante y obligó a un cambio de capitán.

Capello se decantó por el veterano defensa Rio Ferdinand con Steven Gerrard como segunda opción, dos jugadores que deben llevar el peso del equipo junto a Frank Lampard, y a la espera de que las lesiones no le obliguen a tener que prescindir de ninguno de los fijos.

La gran estrella será, sin duda Wayne Rooney, que ha conquistado todos los galardones nacionales, tanto los de la prensa, como los de la afición y compañeros. El ariete suma 40 goles en la presente temporada, 34 con el Manchester United, y es el seguro de Capello.

Tras dar el susto con su lesión, llega en plena forma a la cita, aunque todavía tiene que coger el ritmo de competición y a la espera de que el entrenador decida quién será su pareja de baile, ya que el italiano cuenta con Jermain Defoe y Darren Bent, muy fiables esta temporada, y con los veteranos Peter Crouch y Emile Heskey.

Capello es el artífice del cambio

Por primera vez, Inglaterra tratará de conquistar un gran título fuera de sus fronteras y lo hará respaldado por la entidad de su nuevo entrenador, Fabio Capello. El técnico italiano, sin hacer una gran revolución, sí ha impregnado su espíritu de campeón para recuperar, sobre todo, el ánimo del grupo que ha mudado sus aspiraciones en poco más de dos años, con una fase de clasificación prácticamente inmaculada.

Sus nueve victorias en diez partidos la volvieron a situar en la  primera plana, ya que, además, fue la selección más goleadora, con 34 tantos. Sólo España tuvo mejores números, logrando el pleno de triunfos, pero Inglaterra sólo perdió un partido, en Ucrania, con el pase ya en el bolsillo.

El entrenador italiano es un seguro de títulos, con siete ligueros (cuatro con el Milan, dos con el Real Madrid y uno con el AS Roma, además de los dos de los que la 'Juve' fue desposeída, y la Copa de Europa de 1994). Aunque su filosofía no siempre sea la preferida en lo que a espectáculo se refiere, lo cierto es que en un Mundial, donde cada partido es una final, lo importante es sumar victorias.