Con Lapuerta apurando sus días como presidente, y con el secretario técnico Txiki Begiristain haciendo cola en las oficinas del INEM, el cambio de presidente en el Barcelona está empezando a hacerse a notar. Y es que el nuevo presidente tiene sus planes en la cabeza, y esos pasan por reforzar al primer equipo del Barcelona con jugadores de su gusto y desoyendo los deseos de Guardiola, el técnico del Barcelona.
Y es que a Rosell le gustaría ver vestidos de blaugrana a Fernando Torres, Robinho y Mascherano, jugadores a los que pretende fichar con el dinero conseguidos de los traspasos de Zlatan Ibrahimovic y Yaya Touré. Unos deseos que para nada coinciden con los de su entrenador, quien prefiere fichar a un lateral derecho y a un extremo izquierdo en vez de toda esa retahila de nombres que quiere traerse el nuevo presidente.
Rosell quiere delimitar las funciones de Guardiola. Y es que tras los fallidos fichajes de Chygrynskiy e Ibrahimovic el verano pasado (entre los dos costaron 100 millones de euros), el actual técnico del Barcelona va a tener menor capacidad de decidir en materia de fichajes. Porque, como entrenador, Guardiola ha demostrado ser de los mejores. Pero como director deportivo será mejor que no vaya presumiendo por ahí...
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