El Confidencial: Rosell está harto del poder de sus jugadores

El presidente del FC Barcelona se mantiene en silencio para no acabar con el ciclo culé


Guardiola y Messi




Las diferencias entre el actual presidente del Barcelona y el núcleo duro de la plantilla azulgrana están alcanzando límites insospechados. Nadie se atreve a destapar el malestar de unos con los otros para tratar de mantener los resultados el mayor tiempo posible. Sin embargo, la situación no tardará en estallar por algún sitio tras un año en el que han desaparecido los favores que Laporta otorgaba a los suyos.

Uno de los principales problemas es el asunto Cesc Fabregas. El canterano culé es uno de los causantes de conflicto dentro del club azulgrana, ya que Rosell no está convencido de la necesidad de su fichaje, mientras que los Piqué, Puyol o Xavi no han dejado de manifestar una y otra vez su deseo de ver al capitán del Arsenal jugando de local en el Camp Nou. Algo que también hizo el anterior presidente. Para Rosell ha sido prácticamente una obligación iniciar las negociaciones con el club inglés, ya que hasta Guardiola ha incitado a ello con varias llamadas al jugador.

No ha sido el caso de otras incorporaciones, que tanto el técnico como el presidente han descartado para no desagradar a ‘La Secta’ formada por los tres canteranos catalanes del club azulgrana, un muro de carga para el vestuario hasta el momento. Fue el caso de Samuel Eto’o, salida forzada en parte por los tres canteranos, o de Ibrahimovic la pasada temporada: hombres que rompían el feeling del vestuario y que pusieron en peligro esa unidad de la que tanto presume el barcelonismo.

Del mismo modo ocurre con Neymar, un futbolista que gusta mucho a Rosell, pero al que Guardiola se niega a cortejar para no molestar al auténtico líder del grupo, que no es otro que el argentino Leo Messi. Al presidente no gusta nada el poder de sus futbolistas, pero prefiere mantenerse callado por los éxitos deportivos que han logrado para el club. Sin embargo, el núcleo de la plantilla culé es caprichoso, y no se sabe hasta dónde llegará el conflicto. ¿Tardará mucho en hacerse evidente el divorcio entre la plantilla y Rosell?