El regreso del victimismo culé

El diario Gol acusa al Madrid de recibir un trato de favor por parte de la RFEF





El victimismo ha vuelto a su discurso, con el único fin de buscar una excusa al cambio de ciclo. Una excusa que trate de demostrar que si el Barcelona cae, no es por su propio peso, sino porque le cuelgan piedras del cuello.

El sátrapa portugués y el prepotente Rey de la galaxia 'florentiniana' ordenan y su guardia pretoriana -formada por la caverna mesetaria, los organismos superiores, los comités y la propia Federación Española de Fútbol- ejecuta. Todo vale para derrocar al monumento azulgrana, y como está probado que, aunque se superen con creces los límites de la ética y la decencia no pasa nada, se ha dado la orden de forzar la máquina al grito de “¡A por ellos!"

Para demostrar su teoría de la conspiración aportan como prueba, de forma increíble, una información publicada en un diario de la 'Central Lechera', como ellos la llaman. ¡Qué casualidad, cómo cambian las cosas cuando no se habla bien del Madrid! En cualquier caso, suena poco convincente cualquier tipo de argumento en este sentido viendo lo que vemos semana tras semana en los partidos del Madrid. No hay más que recordar lo que hizo Pérez Lasa el pasado miércoles...

Florentino Pérez y Ángel María Villar pactaron la sanción de dos partidos a Mou por su cobarde y miserable 'dedazo' en el ojo a Tito Vilanova. Según esta información, 'Floren' y el 'rey del furgol' han mantenido en las últimas semanas contactos para solucionar las divergencias que han mantenido los últimos años para que el Madrid recupere el peso específico que había perdido a la Federación. Y han sellado la paz. ¡Vaya si la han sellado!


Las acusaciones se centran en el supuesto acuerdo de paz que han firmado Florentino Pérez y Ángel María Villar, señalando a ambos como cómplices en una especie de conspiración contra el FC Barcelona. Se habla de la sanción a Mourinho, pero no sólo eso. También se menciona la sanción de Kanouté como un beneficio al Madrid. ¡Cómo si el delantero del Sevilla hiciera los goles que vemos todos los domingos en el Bernabéu! Por supuesto, las provocaciones de sus jugadores o técnicos ni se mencionan. ¡Faltaría más!

Ahora entendemos por qué Flórez ha tomado los últimos años tan incomprensibles y sospechosas decisiones. Sólo dos partidos a 'Mou' por la acreditada y uno en Tito Vilanova, un irrisorio partido a Kanouté por agredir a Cesc y dos a Altimira por protestar al árbitro, tarjetas que 'como por arte de birlibirloque 'se mantienen o desaparecen en función de blancos intereses…

Como no podía ser de otra manera, se señala a la RFEF como la culpable de que el Madrid sea líder. Eso es lo que más escuece, que los intentos por hundir al Madrid han resultado en vano y ahora toca tratar de dar una mala imagen de los blancos. Miente, que algo queda...

Como nadie ha puesto el grito en el cielo, debemos entender que se da por aceptada -con más o menos satisfacción- esta situación, que nos ratifica -para vergüenza de todos- que el fútbol español es ahora mismo una estafa, un 'pasteleo' y una vergüenza diseñada con un solo objetivo: cargarse al Barça y colocar arriba, sea como sea, al Real Madrid.

Para rematar la faena acusan a prácticamente toda España (todos los que no vimos el "penalti" de Iniesta) de haber visto el partido con una botella de vino en la mano. Como si el penalti hubiera sido, o como si los diez minutos de descuento que dio Iturralde González no fueran suficiente motivo como para sospechar.

Sólo así se puede definir su reacción en el penal señalado a favor del Barça en el tiempo añadido del partido contra el Sevilla. Un penalti como una casa de campo-sin
discusión, a menos que el que opine lo haga desde oscuros intereses o después de haberse 'pimplado' tres botellas del mejor 'Rioja'- la han transformado, primero en una jugada polémica y después en un favor arbitral al Barça.

Este es el circo en el que se mueve cada semana la prensa culé, insultando, despreciando, calumniando al Real Madrid y a sus aficionados. Pero aquí estaremos para demostrar que cada una de sus palabras está basada en el engaño y la manipulación, tratando de hacer ver una realidad que sólo existe ante sus ojos.