La caverna quiere deprimir al madridismo

El periodista de 'Sport' Lluís Mascaró da por hundida a la prensa merengue





El gran acaparador del protagonismo dentro de la caverna mediática culé ha sido el periodista del diario 'Sport' Lluís Mascaró. El culé comenzaba la semana pasada vertiendo unas graves acusaciones sobre José Mourinho a raíz de su nominación como finalista a ser el mejor entrenador del 2011 para la FIFA y 'France Football'. Se notaba que en la semana iba a haber clásico y, por eso, todo parecía valer para atacar a Mourinho. Hasta una consecuencia lógica como su buena temporada al frente del Real Madrid.

 

Este polémico instigador, que lleva semanas agazapado en la sombra, haciéndose pasar por lo que no es, no ha aportado absolutamente nada al mundo del fútbol. Bueno, sí: grandes dosis de prepotencia, mala educación y cinismo ruín. Que no son, precisamente, cualidades¿ para recibir un premio de estas características.

Unas palabras muy duras en las que acusa de falsedad al portugués. Lo curioso es que Mourinho es una persona mucho más auténtica que el propio Pep Guardiola, tal y como se encargó de afirmar un estidio realizado por una agencia de comunicación en el que midieron los gestos y expresividad de uno y otro. De hecho, el luso dio este sábado toda una lección de educación y respeto al saludar a Tito Vilanova durante el clásico a pesar del incidente que protagonizaron hace cuatro meses. Y es que, desde hace tiempo, Mourinho no le da motivos a la prensa catalana para atacarle y, por eso, tienen que tirar del pasado para ir ahora a por él.


 

Pasé muchas horas con ellos en el maratón de Punto Pelota previo al clásico. Con Roncero. Con Siro. Con Damián. Con Hermel. Fue una larga madrugada de show televisivo y de tertulia futbolística. Y estaban eufóricos. Crecidos. Convencidos de que, por fin, había llegado su momento. Llevaban tres años y medio sufriendo. Sufriendo mucho. Soportando constantes humillaciones deportivas de un Barça intratable. Perdiendo títulos. Quemando entrenadores. Esperando, inútilmente, el anunciado cambio de ciclo. Ahora, después de tantos reveses, se sentían seguros del triunfo. Jaleados por la racha de 15 victorias consecutivas de su Madrid. Impulsados por las dudas que generaba el equipo de Guardiola. Animados por el falso silencio de Mourinho...

Lo curioso es que este mismo periodista escribía el pasado 27 de noviembre tras perder el Barcelona en Getafe que "no está todo perdido. Pero casi. Esto es una Liga de dos y ya se le ha dado demasiada ventaja al rival. ¿Irrecuperable? Eso me temo..." Es sorprendente que él mismo viese todo tan mal hace dos semanas y ahora acuse a los periodistas merengues de estar animados respecto a lo que podía suceder en el clásico. Se suele decir que "se cree el ladrón que todos son de su condición". Y quizás la prepotencia habitual mostrada por Mascaró le ha hecho pensar que sus prójimos también abusaban de ella. ¿O acaso está mal ser optimista ante los partidos?

 

Por eso, la bofetada de realidad fue más dura que otras veces. Fue un puñetazo brutal. Demoledor. Un derechazo que les envió a la lona. Que les dejó KO. Habían soñado durante semanas, durante meses, con un titular apoteósico. Con una crónica exultante. Y tuvieron que volver a hablar y a escribir sobre las mismas miserias de siempre. Sobre el baño futbolístico. Sobre el repaso táctico. Sobre el fracaso de Cristiano. Sobre la frustración de Florentino. Más de lo mismo. Más desesperación. Y se pusieron tristes. Muy tristes. Y se deprimieron. Porque no ven la luz al final del túnel. Porque ya temen que ese túnel oscuro, terrorífico, resulte interminable. La caverna mediática está hundida. Muy hundida. Pero, ¿hasta cuándo?

No satisfecho con tirar de ventajismo y acusar indirectamente a los periodistas merengues de prepotencia, Mascaró también se mete a psicólogo y se permite juzgar el estado de ánimo del madridismo. El mismo que hace dos semanas escribía un artículo semi-depresivo en el que daba bastante por perdida la Liga, ahora dice que la prensa madrileña está muy hundida. Todo por haber perdido solo tres puntos y a pesar de seguir líderes, haber encadenado 15 victorias consecutivas y haber sido el mejor equipo de Europa en la primera fase de Champions. Está claro que de ilusiones también se vive y en Barcelona parece que está de moda pensar que por un partido el madridismo se va a venir abajo. Pues que se preparen, porque esto no ha hecho más que empezar...