Los azulgranas se dieron un festín a costa del Hospitalet. El 9-0 final evidenció que la eliminatoria no tuvo color desde que el Barça ya venciera en el encuentro de ida por 0-1. Aunque, como no podía ser de otra manera, Pep Guardiola se había encargado de vender la moto el día anterior en rueda de prensa al comentar que "no podemos distraernos, hay que estar muy concentrados. El partido es peligrosísimo".
Es más, el técnico ahondó en sus temores sobre el rival al añadir que "hay que tener en cuenta el 'jet lag', que nos cuesta mucho descansar, que los jugadores se despiertan muy temprano. Además, el encuentro se jugará a las diez de la noche, empieza a hacer frío, no se sabe la gente que vendrá. Y después está el rival, que cuenta con un entrenador atrevido y jugadores importantes". Tanto debió hablar con sus futbolistas que estos se tomaron muy en serio el partido, hasta el punto de querer engañar al colegiado para sacarle un penalti al equipo de Segunda B.
Corría el minuto 10 de partido cuando el canterano más aventajado de Guardiola, Isaac Cuenca, se tiró de manera vergonzosa en un lateral del área al notar la proximidad de su rival Moussa. El colegiado González González no dudó ni un momento y señaló la pena máxima, dando comienzo a una goleada escandalosa. Y es que, hasta entonces, L'Hospitalet había comenzado muy bien el partido y tenía ilusión de conseguir un marcador ajustado, pero el engaño de Cuenca acabó con sus pocas esperanzas. ¿Son estos los valores de los que tanto presume el F.C. Barcelona?
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