Los culés se habían pasado la tarde clamando al cielo por la actuación de Fernández Borbalán en Vallecas, pero el mal arbitraje del andaluz se quedó corto ante el recital de Pérez Lasa en el Calderón. Parece que la reunión entre Sandro Rosell y Ángel María Villar ha surtido efecto, ya que ayer pudo verse cómo el Barcelona volvía a recibir una ayudita de la forma más descarada posible. En los últimos partidos se habían quejado los azulgrana de los arbitrajes, pidiendo más expulsados por parte del rival, más penaltis a favor y mayor impunidad. Y eso es lo que han conseguido.
Para empezar, resulta curiosa la designación de Pérez Lasa para el choque ante los colchoneros, el mismo que permitió a Piqué jugar el clásico tras su teatrillo al provocar la quinta cartulina amarilla. No obstante, ésta adquirió mucho sentido a lo largo del encuentro. Primero, con los dos fueras de juego inexistentes señalados a Falcao y Adrián, en los que ambos se quedaban solos ante Víctor Valdés. Y más tarde, perdonando la expulsión a Dani Alves, que además de su reiteración cometió una espeluznante entrada sin balón sobre Filipe Luis. Aún estamos esperando a la caverna culé que juzgue dicha entrada...
Sin embargo, el plato fuerte llegaría al final. Primero, dando validez a un gol de Messi pese a que se estaba colocando la barrera y aún no se le había dado permiso para lanzar. Los jugadores del Atlético le recordaron al colegiado que Xavi había pedido barrera. Pero ni por esas. Para rematarlo, en el 89 de partido se tragó una mano de Busquets dentro del área cuando éste se convirtió por un día en portero para despejar un balón peligroso tras un lanzamiento de falta. Para que se quejen... Ahora, Villar puede hacerle la pregunta a Rosell con todas las de la ley: ¿Qué más quieres que te dé, Sandro?
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