La caverna se refugia en el árbitro

Muchos culés son incapaces de hacer la más mínima autocrítica





Antes del encuentro copero de la semana pasada Roura intentó condicionar al colegiado hablando en rueda de prensa. Sin embargo, le salió el tiro por la culata y Undiano Mallenco realizó una actuación de sobresaliente. Por mucho que les escueza a los culés, el penalti de Piqué fue más que evidente. De todas formas, el baño futbolístico del Real Madrid fue tal que el club no pudo recurrir a este tema para justificar su lamentable actuación. El equipo de Mourinho les pasó por encima y se quedaron sin nada a lo que agarrarse. Por eso, el sábado estaban muy pendientes de las polémicas arbitrales que pudieran surgir en el Bernabéu.

 

Un penalti claro no señalado por Pérez Lasa marcó un Clásico que debía acabar en empate. Las penas máximas que se producen en el Camp Nou se señalan y el Madrid gana. Piqué le hizo penalti a Cristiano y los blancos se pusieron 0-1. Ayer, en Madrid, Ramos le hizo un penalti a Adriano y el árbitro no se atrevió a pitarlo en el Bernabéu. Porque los penaltis justos en el Camp Nou son justos y en el Bernabéu, simplemente, no son.

 

Habría que matizar que solo algunas de las penas máximas que se producen en el Camp Nou se señalan. Si no, que se lo recuerden a Özil y a Cristiano Ronaldo, dos futbolistas que en los últimos años han visto cómo el colegiado ignoraba unos penaltis cometidos sobre ellos que en cualquier otro campo se podrían haber pitado. La única diferencia es que el del martes de la semana pasada fue de los más claros de la temporada, mientras que el supuesto sobre Adriano no es claro ni viendo la repetición 20 veces por televisión. De hecho, lo más claro de esta jugada es que el brasileño le pone mucho teatro.


 

El Clásico ofreció dos partes muy distintas. Una primera en la que el Madrid no fue el Madrid y el Barça recuperó buenas sensaciones y una segunda en la que volvió el Real y el Barça no fue reconocible. Dio la sensación de que físicamente los blaugrana andan flojos o que se conformaron con el empate. Los blancos, en los primeros 45 minutos, fueron un equipo defensivo y renacieron con Cristiano.

 

Seamos claros. El Barcelona no puede ni con las botas. El Madrid hizo con el partido lo que quiso. En la primera parte reservó fuerzas y casi ni se despeinó. En la segunda fue a por el encuentro y sacó a la luz las vergüenzas del equipo catalán. Los de Roura fueron incapaces de hacer ni una ocasión de peligro en toda la segunda parte. Lamentable. El equipo blanco les volvió a pasar por encima en el Bernabéu y, lo que es peor para ellos, con un equipo plagado de suplentes. Los culés hablan de que el Madrid estuvo defensivo, pero la realidad es que su plan salió a la perfección.

 

En el Barça, Messi colocó el justo empate recuperando el equipo buenas sensaciones. Pero en la segunda parte volvió el peor Barça. Thiago no tuvo su día. El centrocampista blaugrana falló muchas entregas y tanto Alves como Pedro no estuvieron a su altura habitual. Iniesta bajó también su rendimiento y Messi no recibió balones claros. El único que tuvo la metió, pero este equipo, que decían que trabajaba para Leo, prácticamente no le dio cancha.

 

Están tan acostumbrados a que Messi les salve la papeleta que ya no se dan ni cuenta de que el argentino está fundido y apagado. Prácticamente no se mueve en el campo, es como una sombra. Marcó el gol casi con desgana, en la única jugada que le ganó el espacio a la defensa merengue. Pero nada más. En cambio, a Cristiano le bastó poco más de media hora para hacer cundir el pánico en la defensa culé. En los últimos tres encuentros ante ellos le ha 'sacado' una amarilla a Piqué. No pueden con él. El portugués es hoy por hoy el mejor jugador del mundo tal y como ha demostrado en los últimos partidos.

 

El Clásico, en general, fue decepcionante porque los dos equipos no se mostraron especialmente ambiciosos. Dio la sensación de que no querían hacerse demasiado daño. El Barça debe recuperar la chispa perdida, esa frescura que lo encumbró al número uno mundial. Y, tal vez, Roura debió hablar del árbitro esta semana, no la otra. Porque el penalti fue clamoroso.

 

El Clásico fue decepcionante solo para el Barcelona. Que el Madrid no jugara bien en la primera parte no quiere decir nada. En cambio, que el fútbol de los culés fuera pésimo sí es revelador. El equipo blanco hizo lo que quiso y estuvo pensando en el United. Por el contrario, los culés no pudieron. Por eso se refugian ahora en el Barcelona y recurren a excusas de lo más absurdo, como el arbitraje. Un grave error, porque el primer paso para superar esta situación es hacer un poco de autocrítica. Pero por lo visto, su orgullo se lo impide...