El Atlético se encontró con un regalo marsellés en forma de tres puntos







El Atlético se llevó el triunfo en su segundo partido de la Liga de Campeones al imponerse por 2-1 al Olympique de Marsella, que demostró ser un equipo flojo que basaba todo su fútbol en la aportación de Niang. El prepartido nos dejó las peores imágenes posibles que se pueden contemplar en un terreno de juego. Los aficionados del Marsella creyeron vivir en el zoológico, y se comportaron como tal. Arrancaron sillas, se pelearon con la policía y "disfrutaron" de una manera patética del calentamiento de su equipo. Los que acabaron calentados fueron ellos, pues la policía se empleó con contundencia, lo que hizo que la sangre corriera por las gradas del Vicente Calderón.

En lo deportivo, El Olympique de Marsella se plantó en el Calderón con las cartas marcadas. Como el mal jugador de mus, demostró desde el primer momento cuál era su "solomillo", el delantero Niang, y cuál era su jugada ciega, la defensa. Del portero poco o nada se puede decir.



Con el público apenas sentado en el estadio Vicente Calderón, el Atlético se encontró con el primer regalo de la zaga francesa. Un pase en largo de Maxi lo recepcionó con la punta de la bota el próximo papá, "Kun" Agüero, para superar con un remate seco al guardameta Mandanda. La defensa empezó a demostrar desde bien temprano su fama de coladero marsellés.

El nuevo Drogba

El Atlético se pertrechó en su área buscando una contra salvadora que le diera el segundo tanto. Fue entonces cuando el Marsella sacó a relucir sus cartas marcadas, en este caso, las buenas. Niang, delantero de raza negra, con el que chocarse debe producir las mismas sensaciones que ser atropellado por un camión de gran tonelaje, empezó a sembrar el run run en el Calderón con un par de acciones peligrosas que pusieron en alerta a Leo Franco. Después de un par de amagues, Niang, al que se le puede empezar a bautizar como el nuevo Drogba por su parecido físico con el actual jugador del Chelsea que, precisamente, se hizo hombre también en el Olympique de Marsella, enmudeció el Calderón con un cabezazo al más puro estilo Santillana. Si la defensa del Marsella, en general, contaba con agujeros de mayor magnitud que la capa de ozono, la parte izquierda de la defensa atlética, con Pernía como teórico salvador de la misma, no se quedaba atrás. El despiste del argentino nacionalizado español permitió a Bonnant poner un centro al segundo palo en el que encontró al mencionado Niang que no perdonó, y de un espectacular testarazo puso las tablas momentáneas en el estadio rojiblanco.

La suerte se alió con el atlético. Si te clavan un envite que pierdes, lo mejor es devolverlo cuanto antes, debieron pensar los aficionados. Siete minutos después de recibir el empate, el Olympique volvió a ejercer de Papá Noel para regalar el segundo tanto. Un saque lateral de Pernía que, al menos, parece recordar algo de lo que aprendió en el Getafe, lo rozó Raúl García en el primer palo para darle la ventaja nuevamente a los suyos.

Sin embargo, la alegría rojiblanca se cortó de golpe con una nueva aparición de Niang. El delantero francés recibió en la frontal, controló, paró el tiempo y con una sutil rosca dibujó un remate de dibujos animados al más puro estilo Oliver y Benji que encontró una mano salvadora de Leo, portero sólo de la Champions, Franco.

Cosas de un club poco serio

El portugués Maniche, descartado por su entrenador para el partido de hoy (también para la pasada temporada por un calentón entre ambos del que salió trasquilado el jugador luso) por una teórica lesión, fue llamado a media tarde para incorporarse. El luso que, probablemente, estaría jugando tranquilamente en su casa a la Play Station, se vio obligado a acudir a la cita con el resto de la plantilla. Aguirre le había colocado un marrón y, de paso, se lo había quitado (a la par que la ilusión) a Queco, el chaval del filial que iba a ocupar lugar en un banquillo de Champions.



Las aspiraciones y el nivel del Marsella quedaron demostrados con el cambio que se vio obligado a hacer el equipo francés recién iniciada la segunda parte. La lesión de Ben Arfa, uno de los mejores jugadores del equipo galo, propició la salida al césped de ¡Bolo Zenden!, aquel jugador holandés que pasó por el Barcelona en la era Van Gaal y que permite a todos los canteranos de nuestro fútbol demostrar que con suerte, tal vez mucha, se puede llegar a jugar en Primera División y en competiciones internacionales.

El no fútbol se apoderó de la totalidad del segundo tiempo. El Atlético perdía tiempo, se perdía en refriegas y utilizaba el viejo truco de la croqueta (rodar por el campo en cada ocasión en la que un jugador rojiblanco sentía el más mínimo contacto con algún miembro del equipo francés), mientras el Marsella demostraba minuto sí, minuto también, que esto de la Champions le venía bastante grande.

Eso sí, Niang volteó el corazón de la sufrida afición rojiblanca con un remate desde la frontal en el 88" de partido que salió rozando el palo de Leo Franco, que sudaba más del miedo que del trabajo físico que tenía que realizar sobre el campo, y que acabó dando la muerte definitiva a un Marsella, muy flojo, que aún así, mereció como mínimo la igualada.




Alineaciones:

Atlético de Madrid: Leo Franco; Perea, Heitinga, Ujfalusi, Pernía; Paulo Assunçao, Raúl García, Maxi (Banega 81"), Miguel de las Cuevas (Luis García 81"); Sinama Pongolle (Maniche 66") y "Kun" Agüero.

Olympique de Marsella: Mandanda; Bonnart, Hilton, Erbate (Zubar 46"), Taiwo; Cana, Cheyrou, Valbuena (Koné 75"), Ben Arfa (Zenden 51"); Ziani y Niang.

Goles: 1-0 Agüero (4"), 1-1 Niang (15"), 2-1 Raúl García (22")

Árbitro: Tom Henning Ovrebo. Amonestó a Ben Arfa, Taiwo, Pernía, Cheyrou

Estadio: Vicente Calderón. 50.000 espectadores.