El Barcelona ha acabado con Henry







Cuando el Barcelona pagó 20 millones de euros por Thierry Henry el pasado verano, en can Barça se frotaban las manos hedientos de gozo al imaginarse el potencial ofensivo que tendría una delantera formada por Ronaldinho, Messi, Etoo y el propio Henry. Los "cuatro fantásticos" se atrevió a llamarles la prensa de la ciudad condal. Pero ocho meses después, la realidad ha sido bien diferente.

De la misma forma que el equipo se ha ido desmembrando el delantero francés ha bajado su rendimiento de forma alarmante, hasta no ser ni la sombre de aquel jugador que deslumbró al planeta fútbol en el Arsenal. Es un problema de sensaciones, pero también de números, que ellos no mienten:



Henry en el Arsenal



Partidos: 235

Goles: 174

Media goleadora por partido: 0.68

Un gol cada: 121 minutos




Henry en el Barça



Partidos: 22

Goles: 7

Media goleadora por partido: 0.28

Un gol cada: 273 minutos


Arrastra problemas físicos

El problema de su rendimiento tiene su raíz en el verano de 2007, tras una temporada en el Arsenal en la que Henry acabó con serios problemas físicos casi crónicos en la espalda y molestias estomacales, que obligó a terminar prematuramente la temporada pasada en Marzo. Tras su fichaje, el Barcelona tuvo que incorporarlo con impaciencia a la disciplina y ritmo normal de partidos, lo que condedó el físico del francés para el resto de la temporada.

El mismo Henry llegó a asegurar el pasado Octubre que "hubiera sido mejor entrar poco a poco en el equipo, pero con la lesión de Etoo y la imposibilidad de jugar de algunos compañeros que participaron en la Copa América (Messi), tuve que forzar en lugar de recuperarme bien".

Fuera de posición



Uno de los problemas principales con los que se ha encontrado Henry en el Barça ha sido que el fútbol del Barcelona no terminado de casar con sus cualidades, ya que en el habitual 4-3-3 ha tenido que ocupar normalmente una posición a la que no estaba acostumbrado. Recostado sobre la banda izquierda se le ha tratado como un carrilero más, obligándole a defender como nunca antes había hecho, algo que lo que se quejó amargamente: "aquí corro como nunca había hecho en mi vida. Antes partía a 30 metros de la portería, mientras que en el Barça lo hago después de haber bajado a defender y estoy a 60 metros, así que cuando llego a puerta estoy fundido".

Además, el rendimiento de Henry en el Arsenal era sobresaliente ya que era la pieza clave del equipo, todo el poder ofensivo de los "gunners" pasaba por sus botas, y se le daba protagonismo absoluto. Pero en el Barça Henry nunca se ha sentido así de querido ni arropado. El francés se sabe que no es imprescindible en el grupo, y su suplencia en la mitad de los partidos (sólo ha jugado 22 partidos de titular en toda la temporada)es prueba irrefutable de ello.

Problemas personales

Por si las dificultades físicas y posicionales sobre el campo fueran pocas, además, Henry llegó a la ciudad condal tras una traumática separación de su mujer inglesa Claire, con la que tuvo su única hija, Tea, que actualmente tiene dos años de edad. Tener que vivir lejos de su hija le ha tenido sometido en una depresión comprensible ya que cómo él mismo asegura "mi hija es lo más importante para mí, no estoy feliz porque un padre que ve a su hija 5 veces en 8 meses no puede estarlo".

Su futuro está lejos del Barcelona

La decepcionante temporada que ha cuajado en el Barcelona ha hecho que el club intente buscarle una salida en el mercado veraniego. Además, el francés se ha visto inmerso en una convulsión y una necesaria catarsis tras dos temporadas en las que si el equipo no se hace con la Champions, no habría ganado ningún título.

El ex azulgrana, Gary Lineker se aventuró a asegurar que "al Barça le dicen "mes que un club", y partiendo de esa base, se exige demasiado al equipo y a los jugadores. No se va a tener paciencia con un jugador como Henry", aunque reconoce que el club catalán "esperaba mucho mejor rendimiento del francés".

Y tras el Barça, parece que son pocos los equipos grandes que puedan interesarse por Thierry Henry, que en verano ya contará con 31 años a sus espaldas. Quizá, éste, puede ser el principio del fin de Henry como figura en el más alto nivel mundial.