España fue de menos a más. Comenzó perezosa en la circulación pero con el paso de los minutos fue encontrando las ocasiones. Morata remató a bocajarro una gran jugada colectiva, luego sacó la zurda a pasear para que Cech se luciera y España llegaba por ambos costados sin cesar. A la ‘Roja’ le faltaba lo de siempre: decisión a la hora de disparar. Tocaba, tocaba y tocaba con calidad pero siempre aparecía una pierna checa para evitar el primero cuando la grada ya lo cantaba.
La segunda parte fue un recital futbolístico español. Bajo el mando de un sublime Iniesta, la selección encontró momentos de circulación de pelota que recordaban a los tiempos de la Euro 2008. Los laterales percutían sin parar-Jordi Alba tuvo el gol en sus botas-, Iniesta aparecía por dentro, y Silva encontraba zona de disparo desde la frontal. España acumuló hasta seis ocasiones claras en el segundo acto pero todo parecía condenado al empate.
Pero en el 86’ llegaba el premio a tanto buen fútbol. Iniesta ponía una pelota perfecta desde la banda izquierda para que Piqué rematara a la red y volviera loco al fondo español. La victoria parecía hecha pero todavía hubo tiempo para que De Gea tuviera que sacar un peligroso disparo de Darida. Con sufrimiento pero con excelente fútbol, España ya suma tres puntos en la Eurocopa. Jugando al fútbol así, lograr el tercer título consecutivo no es, ni mucho menos, una quimera.
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