En Barcelona comparan al provocador Neymar con Sergio Ramos

La prensa culé asocia lo vivido por el brasileño en Mestalla con lo del camero en Sevilla


La provocación de Neymar a la grada de Mestalla

La provocación de Neymar a la grada de Mestalla




2. La culerada compara peras con manzanas para justificar el lamentable comportamiento de los suyos

El mundo del fútbol es variable, va partido a partido, y el de las opiniones sobre lo que sucede en los terrenos de juego, mucho más. En función del resultado y los colores.

Un caso palmario es el de la interpretación que se ha hecho del enfrentamiento entre Sergio Ramos y la afición del Sánchez Pizjuán en el Sevilla-Real Madrid de la Copa del Rey (3-3), diametralmente opuesta a la que se ha hecho de los sucesos del Valencia-Barça de Liga de esta misma temporada (2-3) a raíz del gol del triunfo entre la grada de Mestalla y los jugadores del Barça.

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¿Hubo provocación de Sergio Ramos o dejó ir su disgusto por los insultos y las provocaciones? Bien, para los mismos que Neymar, Luis Suárez o Leo Messi teatralizaban, exageraban o provocaban, Sergio Ramos es ahora una víctima.


Al parecer, los insultos con acento andaluz son más dañinos que con acento valenciano. En Sevilla, muchos interpretan que el defensa se equivocó al dirigirse a la grada en su celebración del gol.

El gran problema es que el próximo domingo se disputará un nuevo Sevilla-Real Madrid, este de Liga. Sergio Ramos es titular indiscutible y no tendría sentido que no jugara, a no ser que Zidane decida preservarlo, perjudicando a su equipo en lo deportivo. Algo difícil pues el internacional madridista no es precisamente de los que se arrugan.

En cualquier caso, y más allá de señalar como culpable inicial a una u otra parte, si Ramos no juega, el futbolista sería víctima de una decisión preventiva. Y si Sergio juega, estará en el disparadero desde el minuto uno, expuesto a ser culpado de provocador con cualquier gesto.

Por su parte, el sevillismo quedará señalado en cuanto un energúmeno libere su frustración lanzando una moneda o una botella de agua. Las dobles varas de medir ya están listas, como es habitual

Respuesta del Infiltrado: Uno de los deportes favoritos que se practica en las redacciones de los medios de Barcelona es el de 'justifica a tus ídolos culés'. Los periodistas pro-barcelonistas le dedican muchas horas al año a defender todas las meteduras de patas de los jugadores azulgrana, y todo porque visten su camiseta. Por eso la pasada semana aprovecharon la polémica que vivió Sergio Ramos en Sevilla para establecer una comparación exagerada y muy poco apropiada con lo que sucedió hace unos meses en el Valencia-Barcelona.

Y como no podía de ser otra manera, para ello decidieron tomar por tontos a sus lectores. Porque pusieron al lado dos situaciones radicalmente distintas. En el caso de Ramos la clave está en que el futbolista nació en Camas (Sevilla) y es sevillista desde niño. De hecho, se crió en el club de Nervión y comenzó a destacar vistiendo la camiseta del equipo hispalense. Luego fichó por el Real Madrid, lo que provocó que los radicales no se lo hayan perdonado más de diez años después. Así que ahora el capitán merengue vive dolido los insultos que él y su familian reciben en cada partido que juega en el Pizjuán.

Mientras tanto, en el caso de Neymar y los suyos no había ninguna vinculación con Valencia. De hecho, incluso se podría decir que el trato del club ché y el Barcelona es realmente bueno, a juzgar por operaciones como las del pasado verano en las que Alcácer y a André Gomes. Pero en el fondo, ni al brasileño ni a sus compañeros se les ha perdido nada en la ciudad del Turia. Así que simplemente se dedicaron a tener un comportamiento chulesco y provocador durante todo el partido, llegando incluso a encararse con la grada tras marcar el definitivo 2-3 en el tiempo de descuento.

Se podría decir que, lamentablemente, no hay jugador de Primera que no haya sido insultado jugando como visitante. Todos lo han vivido y sufrido. Pero en el caso de Ramos está el agravante de que lleva más de 10 años sufriéndolo, de forma incesante, y encima por parte de gente que formar parte de la afición del otro club de su vida. Así que, con razón, le duele aún más. Por eso se puede entender la reacción que tuvo el jueves al dirigirse a la grada del Pizjuán.

En cambio, los jugadores culés no tuvieron razón para enfrentarse a los aficionados, más allá de una actitud prepotente y, como decimos, chulesca. No tenían ningún vínculo sentimental y emotivo con la ciudad como era el caso de Sergio Ramos.

Por eso aquí no hay dobles varas de medir que valgan, ya que son casos totalmente distintos que en Barcelona han manipulado para acabar comparándolos. Y es que la culerada no desaprovecha cualquier oportunidad para conseguir uno de sus dobles efectos favoritos: por un lado lavar la imagen de los suyos y, por otro, ensuciar la de los futbolistas madridistas.