Como un niño que se da de cabezazos contra un muro, así se podría calificar lo que ha vivido Gerard Piqué en su excursión por el Open de tenis que se está celebrando en Madrid. El central del Barça, azote del antimadridismo más visceral, no ha dudado en plantarse en la pista central para ver en directo el partido de David Ferrer y Kukushkin.
No hay que ser muy listo para saber que Piqué no es una persona especialmente querida y bienvenida en Madrid. Sus constantes ataques al Real Madrid, dudando de sus valores y limpieza en el juego son ya una constante en un jugador acostumbrado a vivir en la polémica y enfrascado en el más absoluto fracaso en lo deportivo en los últimos tiempos. En los videomarcadores de la pista, cada vez que salía su imagen, ciertos sectores de la grada silbaban a Piqué y además se pudieron escuchar tanto insultos como gritos de ' ¡Hala Madrid! entre otros. Piqué aguantó todo lo que la grada le propinaba y siguió viendo el desarrollo del partido que finalmente se llevaría Ferrer.
Las ganas siempre de estar provocando, yendo a un lugar en donde sabe que no es bien recibido parece que le da igual a Piqué. Ya ha reconocido muchas veces que le gusta que le piten en el Bernabéu, pero en esta ocasión el lugar era la Caja Mágica. Piqué no cae bien en Madrid y de nuevo ha quedado demostrado en como una tarde apacible de tenis con los mejores jugadores del circuito puede quedar empañada por una persona que adora ser el protagonista, para bien o para mal.
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