Messi, el tornillo fundamental





Sin embargo, la noche del Basilea, esa en la que Iniesta dijo “basta”, destapó el primero de los capítulos negros que ahora se avecinan para los culés. Una nueva lesión, la de Messi (jamás falla a su cita cada temporada), ha prolongado esa desidia que abre las sinceridades en el vestuario azulgrana.

Que el equipo dejó una imagen mucho más desoladora ante el Getafe, desmarcada de aquella que le habían etiquetado tras varias goleadas consecutivas en Liga, es evidente. También lo es, desde luego, el destacar que sin el argentino el equipo es otro, las alternativas son otras y hasta la confianza es mucho más reducida.

El Getafe, jugando su partido, lo supo aprovechar a su favor. Messi es clave, es el tornillo que hace funcionar a un equipo que, sin el, pierde toda su idiosincrasia. Esa que le colocan con una facilidad pasmosa y agradable en ojos de todo madridista. A más elogios, más decepciones en el futuro.

Y no lo digo yo, sino el vestuario, que habla y se sincera en torno a la ausencia de su crack. Víctor Valdés, potente en sus declaraciones y todo un ejemplo de carácter sin tapujos, lo dijo por todos: "Cuando Messi no juega, el equipo lo nota", y vaya si lo nota.


La Messi-dependencia ya se ha instalado en el entorno de un vestuario que admite que es “mejor no pensar en si existe una dependencia individual”. Es decir, cuando juegue Messi abran los ojos y alaben al jugador, que es lo que toca pues cuando no pueda jugar, vendrán curvas. Un simple tornillo que rompe todos los esquemas. Lo dicho, un tornillo fundamental.