Messi se la vuelve a liar a Guardiola

El argentino, cada vez con más aires de divo, no se quiso entrenar hace tres semanas





Tras la marcha de su gran amigo Ronaldinho al Milan, la Pulga parece haber adoptado su rol en este equipo, pero tanto el de estrella mediática como el de divo en el vestuario, ese papel que tan poco gustaba a compañeros suyos como Eto'o. Y es que, en sólo cuatro meses de competición, Lionel ya ha hecho dos serios desplantes a sus compañeros y, sobre todo, a su entrenador Pep Guardiola.

El primero fue en la concentración de pretemporada, cuando el Barcelona no parecía muy dispuesto a dejar marchar a Messi con su selección a los Juegos Olímpicos. El técnico culé tuvo que llamarle a capítulo para que corrigiese su actitud en los entrenamientos, en una escena captada por todas las cámaras que seguían al equipo blaugrana.

Y la segunda que se conozca llegó hace unas semanas, tras el partido contra el Valencia en el Camp Nou. Con 4-0 a favor en el marcador, Guardiola sustituyó a la Pulga por Pedro, algo que no gustó demasiado al atacante argentino. Según la cadena RAC-1, Messi estaba tan enfadado por el cambio que se negó a entrenar al día siguiente con sus compañeros. Algunos de ellos le llamaron para intentar convencerle de que acudiera a la sesión que había preparado Pep, y consiguieron que Leo saliera de su casa y acudiera al Camp Nou, pero no que se vistiera de corto.

Se quedó viendo la tele en lugar de entrenar con el equipo


Según esta cadena catalana, el jugador culé se quedó viendo la tele en el interior de las instalaciones del club blaugrana, afirmando en un tono amenazante que la multa que le esperaba le importaba bien poco. El club tuvo que salir al quite, y tapó este desplante alegando que estaba recuperándose en el gimnasio (tal y como hacían antaño con Ronaldinho).

Sin embargo, muchos de los que siguen la actualidad azulgrana se decantan porque esta situación va a ir a más, y que los aires de divo que está adquiriendo la estrella argentina impedirán tapar nuevos desplantes como éstos. Ya en los últimos partidos -ante Valencia, Real Madrid y Villarreal-, Messi no estuvo igual de explosivo sobre el césped como acostumbra, aunque parece que esa chispa incendiaria sí que la mantiene dentro del vestuario.