El enésimo pelotazo culé, viento en popa

Ayuntamiento y Barcelona ignoran a los vecinos





Los vecinos de Las Cortes esgrimen que esta nueva recalificación, que permitiría la construcción de más de mil viviendas, agravaría los problemas de accesibilidad y de falta falta de equipamientos que tiene el barrio. Este distrito está dotado de numerosos servicios y equipamientos, pero la mayor parte de ellos pertenecen a facultades y escuelas de la Universidad de Barcelona y de la Universidad Politécnica de Cataluña, por lo que los vecinos no se pueden beneficiar de ellos. La presencia de estos grandes equipamientos, a la par que su situación en una entrada principal de la ciudad, provoca una elevada circulación de vehículos en las calles, que a determinadas horas las hace impracticables.

La construcción de nuevas viviendas agravaría la situación, porque aumentaría la necesidad de equipamientos y servicios, y la intensidad del tráfico, con el consiguiente perjuicio para los vecinos, que consideran razonable exigir al Ayuntamiento que, antes de plantear ninguna remodelación que suponga incrementar el número de viviendas, resuelva los problemas de accesibilidad, seguridad y falta de equipamientos de la zona, máxime teniendo en cuenta que la actividad de las instalaciones deportivas del Barcelona es la principal fuente de problemas. Sólo si el club azulgrana contribuyera de forma decisiva a resolver el problema, los vecinos podrían estudiar levantar su veto al plan del Ayuntamiento.

Desde hace varios meses, se suceden las manifestaciones vecinales para protestar contra el pelotazo urbanístico que persigue Joan Laporta. La última en adherirse a este movimiento de protesta ha sido la Federación de Barcelona Ciudad de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, que ya intervino en la concentración del pasado día 9.

Las reuniones entre el Ayuntamiento, el Barcelona y los vecinos de Las Cortes para la recalificación del Mini Estadio se han ido sucediendo, pero el acuerdo está muy lejano. Aún así, el diario SPORT revelaba en su edición de ayer que el Ayuntamiento y el club, sin tener para en cuenta a los vecinos, ya han trazado una hoja de ruta para acometer dicha recalificación.


Alfonso Huéscar, portavoz de la Asociación de Vecinos de Las Cortes, se mostró indignado tras la última reunión mantenida con representantes del Ayuntamiento y del Barcelona, y aseguro que "todo esto es un pelotazo, porque se persigue recalificar un terreno que ahora mismo no vale nada".

La historia se repite y el Barcelona vuelve a beneficiarse de los favores políticos. Incluso durante la dictadura franquista, el club azulgrana logró hasta tres pelotazos urbanísticos. La primera recalificación (1951) le permitió comprar unos terrenos situados entre las calles de Riera Blanca y Maternidad por algo más de diez millones de pesetas de la época. La segunda (1962), gracias a las gestiones de José María de Porcioles, el llamado "alcalde del franquismo", le posibilitó cambiar la consideración del viejo estadio de Las Cortes de zona verde a zona edificable (para ello, el club azulgrana sólo tuvo que ceder al Ayuntamiento mil metros cuadrados y hacer socio de honor al susodicho Porcioles). Y la tercera (1965) permitió que el Barcelona vendiera Las Cortes por 226 millones de pesetas (una auténtica fortuna en aquella época), para lo cual fue preciso un decreto (el 2735/1965) del Consejo de Ministros, firmado por el propio Francisco Franco, a la sazón jefe del Estado.

En señal de agradecimiento por aquellos pelotazos, el Barcelona entregó a Franco dos medallas de oro: una en 1971, con motivo de la inauguración del Palacio Azulgrana, y otra, en 1974, coincidiendo con el 75º aniversario de la fundación y aprovechando, sobre todo, que el equipo azulgrana acababa de meterle cinco goles al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu. El Barcelona reclama ahora la devolución de esas medallas a los herederos de Franco, pero no dice nada de devolver el río millones que le supusieron aquellas tres recalificaciones y que le permitieron contruir el Campo Nuevo, uno de los estadios con mayor capacidad de Europa. El potencial económico del Barcelona deriva en buena medida de poder contar con un estadio tan grande, ya que en aquellos tiempos la principal fuente de financiación (por no decir que la única) era la venta de entradas.