La primera cumbre Laporta - Rijkaard se vivió en el aeropuerto





Altas horas de la madrugada en el aeropuerto de Manchester, donde los jugadores del Barça esperan cabizbajos tras la derrota en Old Trafford y la consiguiente eliminación en Europa. El vuelo se retrasa y la sala de espera se convierte en un auténtico escaparate de caras de circustancia, unos se esconden bajo su reproductor de música, esconden la mirada, y otros, los más valientes, se acercan a Laporta, para intercambiar unas escuetas palabras.

Entonces, Txiki Beguiristain, el director deportivo del club y Laporta se sientan juntos y comienzan un diálogo apasionado, como ignorando que Rijkaard está sentado a sus espaldas, ignorado como si fuera invisible. En una noche así sólo se podía hablar del futuro del equipo, y ahí es donde se pone en duda la continuidad del técnico holandés.

Minutos más tarde, Txiki se levanta y se va, dejando a Laporta solo con Rijkaard. El presidente intenta explicarle algo, y el técnico se frota los ojos, quizá fruto del cansancio, quizá consecuencia de la tristeza. Alguna lágrima se le pudo escapar al bueno del holandés.

El vuelo se retrasó dos horas, y Laporta tuvo mucho tiempo para pensar y decidir las primeras medidas a tomar para intentar levantar el equipo. La renovación es necesaria y pasa por una catarsis, de la que seguramente, después de la informal reunión en el aeropuerto, Rijkaard ya está enterado y advertido.