Carambola de fortuna (3-1)





Aduriz ahoga el post-Messi

El regreso de las Navidades se había atragantado ya en el entorno culé con la tardía presencia de Leo Messi a la primera sesión entrenamiento del equipo. Más allá de su perdón y de lo deshonesto que resulta para el resto de compañeros, el argentino se acomodó en el regazo de Guardiola, su mejor acompañante de rebeldías y en el de Maradona, con el que se dispuso a presenciar el partido de los suyos. Mal presagio que pronto iba a tener consecuencias.

La presencia del canterano Víctor en la zaga era la principal novedad azulgrana, que también apostó por Gudjohnsen y Hleb para paliar las bajas del desaparecido Messi y de Iniesta, que ya estaba en el banquillo. Con mucha posesión pero con una escasez de ideas que evitaba mayor profundidad, el Barcelona se perdía en interminables pases cortos sin concretar opciones de peligro, con lo que el Mallorca supo colocarse bien en el terreno de juego. Arango tenía toda la libertad del mundo y Aduriz se situó como único punta en la isla que le había agenciado Manzano.

Sin avisos para los porteros, el propio delantero mallorquín iba a compulsar el Camp nou con una acción cinco estrellas. Yayá Touré perdió de manera irrisoria una pelota en medio campo que Aduriz explotó a las mil maravillas. Lo recuperó, se marchó con ‘caño’ y velocidad del ‘novato’ Víctor y ante Valdés se sacó una vaselina espectacular. Golazo y tensiones en las gradas blaugranas.


El Mallorca se replegó en torno a su portero, un Lux que no sufría especialmente hasta que Gudjohnsen se sacó un disparo potente que se estrelló en el larguero. Justo después, tras una combinación, Touré probó al meta argentino, que respondió con una parada tremenda con los pies cuando ya estaba batido. Esa presión encontró el gol en una mala acción defensiva de los baleares, que en un corner dejaron completamente solo a Henry, que remachó tras un rechace en el segundo poste.

Iniesta salva los muebles, de carambola

Sin concretar el dominio de posesión que mantuvo durante los noventa minutos, Guardiola no dudó en replantearse sus planes. Tanto respeto mostró por el carácter aguerrido y disciplinado de los baleares, que Dani Alves y hasta Iniesta (volviendo tras su lesión), saltaron al campo como medida de presión buscando la última bala.

Cuando los nervios más florecían, una jugada rocambolesca con la suerte de cara apara los locales, dejó en bandeja el gol de la victoria al propio Iniesta. Un rechace tras un disparo de Xavi que cayó en posible fuera de juego sobre Gudjohnsen, terminó con asistencia del islandés al manchego. Momento de fortuna que salvó los muebles en un partido más que comprometido.

Todo el trabajo defensivo de los de Manzano se fue al limbo. Todo quedó en un susto donde la dignidad balear no obtuvo premio. Touré remachó el castigo en el descuento. Segunda remontada blaugrana en un momento delicadísimo que le mantiene arriba, pese a las formas.