La venta de Robbie Keane en este mercado invernal (regresando al Tottenham por menor precio del que fue firmado hace sólo unos meses), ha cabreado a la afición Red, que ve como su equipo ha perdido fuelle en labores ofensivas. Desde que se confirmó este traspaso, el caudal atacante se ha visto resentido y las bazas del cuadro de Anfield dependen excesivamente de Fernando Torres, único jugador de nivel que puede mantener la necesidad goleadora.
Y es que las alternativas de Benítez pasan por los holandeses Babel y Kuyt. El primero es un llegador, un extremo con mucha movilidad y no demasiado gol mientras el segundo, que suele sacrificarse mucho defensivamente, suele ser arrastrado a la banda derecha para aprovechar su trabajo para el colectivo.
Sin Keane, el abanico se ha visto reducido considerablemente porque no ha llegado ningún jugador que palie ese déficit. Los jóvenes Ngong y El Zhar, quedan aún demasiado lejos del nivel de exigencia que necesita la Champions, ya que ambos son excesivamente jóvenes y necesitan mejorar en ese aspecto.
Por todo ello y ante las críticas recibidas, el ucraniano Andrei Voronin ya se ve de vuelta en Anfield. El actual delantero del Hertha se marchó a Berlín en calidad de cedido hasta final de campaña y a pesar de que los germanos tiene opción de compra, Benítez no tardaría nada en repescarlo de inmediato si los contratos no se lo impidieran.
Así, la eliminatoria ante el Real Madrid obligará aún más a Benítez a depender de su labor colectiva y del trabajo defensivo. Esas bazas son su especialidad pero sin gol, o sólo con el que pueda producir Torres, el caudal se antoja demasiado limitado como para dejar en la cuneta a los blancos.
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