Tati Valdés nació el 18 de marzo de 1947 en Valdecuna, en el concejo de Mieres, y llegó al Sporting en 1964 tras haberse iniciado en el fútbol en el equipo infantil del San Pedro, en su ciudad natal. Del San Pedro pasó al Caudal juvenil y luego al primer equipo, en el que sólo estuvo unos meses pues rápidamente fue captado por el Sporting, club en el que permaneció como jugador hasta 1979. Debutó con el Sporting el 17 de octubre de 1967, ante el Indautxu en El Molinón y el encuentro finalizó con igualada (1-1), y también fue internacional aficionado y citado con la selección absoluta, con la que no llegó a debutar.
Tras dejar la práctica activa se hizo entrenador y trabajó como segundo de Miera, Boskov, Novoa, Aranguren y García Cuervo, consecutivamente, y también entrenó al Sporting Atlético en el tramo final de la temporada 1979-80 y en la temporada 1985-86. Fue seleccionador juvenil asturiano en 1991 y también dirigió al Unión Popular de Langreo para retornar a Mareo como integrante de la secretaría técnica en la que permaneció hasta el 2005 en el que se vio afectado por el expediente de regulación de empleo en el que estuvo inmerso el Club tras el concurso de acreedores.
Quini siempre dijo de él que fue un prodigio de facultades físicas y durante años se habló de que la suya fue una labor académica continua sobre los terrenos de juego para los extremos, a los que alimentaba con su brillante golpeo de balón y sus servicios de fútbol moderno. Sus restos descansan en la sala 3 del Tanatorio de Cabueñes donde mañana será incinerado y el lunes tendrá lugar el funeral a las 13:00 horas en la Iglesia Parroquial del Corazón de María. Esta no ha sido la única mala noticia en el entorno sportinguista ya que también ayer Enzo Ferrero, el mejor extranjero que pasó por el Sporting a lo largo de la historia sufrió su segundo infarto en menos de un año del que afortunadamente se recupera en el hospital.
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