Guardiola, nulo en la estrategia

Han encajado 12 goles a balón parado





Ahora, ese proyecto deja entrever sus primeras sensaciones dubitativas y a aterrizar de nuevo en la humildad del plano terrenal, ése que sueña con llegar a los altares de donde vienen los culés más optimistas. Y no lo decimos por el empate (robo incluido) ante el Betis del pasado sábado, sino por el enésimo error defensivo en jugadas a balón parado. Esta vez, supuso el primer gol del partido y aunque Iturralde evitara el desastre con sus descaradas decisiones pro-azulgranas, nadie ignora que allí existe un problema del supuesto intocable del fútbol español.

Y es que Guardiola, al que todos elogian por su filosofía, esa que exalta los valores de la institución y que se basa en el balón raseado y el toque fino (según analistas culés), será fantasioso en esas cualidades pero un auténtico mal endémico en jugadas de estrategia y balones colgados al área. Así lo reflejan las estadísticas, inapelables, que reflejan el gran ‘punto negro’ de un equipo que ha recibido ya 12 goles por estas circunstancias.

Según los datos, el 40% de los tantos encajados esta campaña han llegado bajo esta responsabilidad que, escuchando a Pep Guardiola, aún no es preocupante. Y es que el técnico dijo claramente el pasado sábado que aunque hay que mejorar, no preocupa. Quizás empiece a hacerlo cuando sea demasiado tarde.

La realidad es clara y responde sin tapujos a un cambio en la mentalidad defensiva a la hora de frenar estas acciones. Guardiola no es un técnico especializado en la estrategia y su equipo está pagando el cambio de rutina en estas ‘guisas’ ya que Pep propone marcaje zonal. Antes, con Rijkaard y con técnicos anteriores, el equipo siempre fijó la línea individualmente. Quizás tocaría entrenarlo con algo más que benjamines.


Un cambio de mentalidad que pagan los jugadores, despistados por la poca eficacia y, desde luego, por la nula gestión y trabajo que desarrollan en su perfeccionamiento. Y es que Guardiola se muestra incapaz de frenar esa sangría. Un factor clave que sus rivales ya saben aprovechar.