Barça-Athletic, sexta final con el recuerdo vivo de Maradona y Clemente





La final se disputó en el Santiago Bernabéu, en un día lluvioso, y a pesar que la tensión entre aficiones que se palpó durante toda la jornada en las calles de la capital, no fue hasta el instante final del encuentro cuando la violencia hizo acto de presencia, en el césped entre jugadores y en algunos sectores en las gradas. Aquella agresividad no fue un hecho aislado, ya que los Barça-Athletic, y viceversa, habían cobrado en el calendario futbolístico español una dimensión extraordinaria, puntualmente por una serie de lesiones que tuvieron como protagonista al central Andoni Goikoetxea y como víctimas a Bernd Shuster y Diego Armando Maradona.

Eran los años en los que la Liga había visto emerger al fútbol vasco hasta el punto que los dos grandes equipos la zona, el Athletic y la Real, se llevaron cuatro Ligas consecutivas, dos cada uno, mientras que Real Madrid y Barcelona asistían impotentes a la superioridad de sus rivales y a la hornada de destacados futbolistas que surgían de las canteras vascas.

Después del éxito de la Real, tomó el relevo el Athletic, de la mano de un técnico, como Javier Clemente, que cobró protagonismo por sus andanadas ante la prensa y sus desafíos contra los rivales. En uno de ellos, justo después de la lesión que sufrió Schuster el 13 de diciembre de 1981, Clemente habló de un concepto que parecía ir en desuso en el fútbol español, como fue la "raza". "Ellos (Barça) no tienes nuestra raza. Están hecho de una pasta diferente", declamaba un Clemente que, quizá sin quererlo, se iba a convertir a partir de aquel 1981 en el enemigo público número uno del barcelonismo, al nivel de su jugador protegido, Andoni Goicoetchea, quien dos años después (25 de septiembre del 1983) envió al quirófano a Maradona por una dura entrada en el Camp Nou.

En enero del año siguiente, Maradona ya estaba recuperado y en el encuentro de vuelta en San Mamés, el Barça volvió a ganar (1-2), aunque la violencia no desapareció del césped. A la finalización del encuentro, el por entonces técnico barcelonista, César Luis Menotti, tachó a Clemente de "filonazi" por unas nuevas declaraciones crispadas del de Barakaldo apelando a la raza. "Me sorprende el tipo de racismo que se desprende de las declaraciones de Clemente, que recuerda a los nazis, su ideología de superioridad de la raza", sentenció un descompuesto Menotti, quien tras el partido de la final de la Copa del Rey anunció que abandonaría el Barça, porque no se encontraba a gusto en el fútbol español.


El penúltimo capítulo de enfrentamiento entre el Barça y el Athletic, con éste último ya campeón de Liga, fue el 5 de mayo de 1984 en la final de la Copa del Rey, con victoria por 1-0 del conjunto vasco, pero con un final de partido vergonzoso por la cantidad de incidentes que hubo en el césped, donde los dos equipos la emprendieron a puñetazos y a patadas. De aquel episodio, el comité de competición castigó con tres meses de suspensión a Maradona, Clos y Migueli, del Barça, y a Sarabia, Goikoetchea y De Andrés, del Athletic. Debido a que España quedó subcampeona de la Europoca que se disputó en Francia aquel verano, la Federación Española adoptó medidas de gracia y amnistió a todos los sancionados.

De aquellos episodios, años después algunos directivos del Barcelona (como Josep Mussons y Nicolau Casaus, como más representativos) amenazaron a Núñez si éste llevaba a cabo un plan que tenía en mente desde hacía años: contratar a Clemente como técnico barcelonista, cargo que al final recaería en Johan Cruyff. Veinticinco años después de aquella final en el Bernabéu, el Barça y el Athletic se volverán a ver las caras. La relación entre las entidades no tiene ni de lejos el punto de crispación que existía entonces. Ahora, incluso, el Barcelona le ha superado en títulos, pues es el actual rey de copas con 24 títulos, una más que su rival.